Durante este fin de semana, otros dos hombres asesinados fueron encontrados en diferentes zonas de Colombia, los cuales eran considerados excombatientes de la guerrillas de las FARC, lo que ha generado una nueva espiral de violencia, así lo denunció el partido Comunes.
La primera víctima, fue identificado como John Jairo Villar Vargas, que formaba parte del Programa Presidencial de Reincorporación y fue asesinado en la cerca de la ciudad caribeña de Santa Marta, quien fue asesinado el pasado sábado 29-Ene, según lo reportó el Instituto de Desarrollo de Estudios para la Paz.
El cuerpo de Villar Vargas, quien prestaba sus servicios en Arauca, fue encontrado en la zona rural Matogiro, en una carretera sin pavimentar que desemboca en Santa Marta, donde hay presencia de paramilitares Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y el grupo criminal autodenominado ‘Los Pachencas’.
Además la Defensoría del Pueblo ha expresado que en esa zona los líderes o firmantes del acuerdo están especialmente en riesgo.
Otro asesinado
La segunda víctima es identificada como el exguerrillero Leonardo Martínez Muñoz, al que dispararon en San José del Fragua, en el departamento de Caquetá, según los medios locales.
Al parecer, el hombre fue atacado con disparos en un bar del barrio el Centro del municipio de San José del Fragua, donde hay una disputa del territorio entre las AGC y varias disidencias de las FARC, entre ellas la Columna Móvil Jaime Martínez, que ha asesinado este año a varios líderes indígenas en el departamento vecino del Cauca.
Estos dos firmantes se unen a Juvenal Ballén Gómez, que fue asesinado en Saravena, Arauca. Él fue el primer exguerrillero asesinado en 2022 y su crimen «ocurrió en el departamento más militarizado del país», según dijo Comunes, nombre del partido de las antiguas FARC.
Son los tres primeros asesinados en 2022, en acontecimientos sucedidos en apenas 48 horas, mientras que desde la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC han sido asesinados 302, según el reporte más reciente de Indepaz.
Fuente: El Nacional