Se trata de una vendedora de gambas vivas (un tipo de crustáceo), del mercado mayorista del sur de China, en Wuhan, llamada Wei, quien el 11 de diciembre del año pasado acudió a un centro asistencial en la zona porque presentaba fiebre.
De acuerdo con el relato de la mujer a los medios locales, la misma solicitaba a los médicos que le aplicaran una inyección de antipirético, ya que no quería faltar a su trabajo.
Si bien el medicamento en las primeras aplicaciones lograba reducir la fiebre, la última no le funcionó, por lo que de forma obligada acudió a la clínica Unión Medical College Hospital, donde fue diagnosticada con coronavirus, según reseñó el portal Sputnik.
Luego de eso 24 personas que estuvieron en contacto con la mujer también fueron diagnosticados con COVID-19, ese mismo mes.
Foto vía: The New York Times