Este jueves 31 de marzo, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró que desde el pasado domingo, la comida es racionada y “los 16,000 pandilleros encarcelados no han salido de sus celdas, ni han visto el sol”.
Bukele exigió el lunes a los pandilleros que «dejen de matar ya» y advirtió que si no lo hacen sus compañeros presos «la van a pagar también», luego de que el fin de semana se reportaran más de 80 asesinatos, alcanzando niveles no vistos en casi 30 años en el país.
Como resultado, la Asamblea legislativa aprobó el miércoles una polémica solicitud del Ejecutivo para combatir a las llamadas maras, orientada a reformar el código penal para endurecer las condenas contra los pandilleros.
Las normativas, que se implementarán en principio por un mes, incluyen la suspensión de la libertad de asociación, del derecho de defensa y de la inviolabilidad de la correspondencia.
Ahora, los miembros de las pandillas podrán ser sancionados con penas de 20 a 40 años de prisión, mientras los líderes de estos grupos podrán recibir entre 40 y 45 años. Además, los pandilleros o colaboradores que sean funcionarios o empleados públicos podrán ser sentenciados con prisión de 27 a 60 años.