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La promesa de Agustín

Un joven barquisimetano ríe como quien tiene el mundo en sus manos. Cada día, tempranito, va de pasajero en un bus y luego en una moto para ir a otra ciudad por su meta: ser médico. Tal vez solo coma arroz picado, pero su corazón está tan lleno, que la bondad le alcanza para ayudar sin medidas.

Por Yamilet Herrera Dudamel (Colaboradora) @herrerayamilet

Cuando decidió que iba a ser médico, José Agustín Godoy Sequera estaba tan pequeño que su mamá aún lo tomaba de la mano para cruzar la calle.

Estaban saliendo del hospital donde no lo atendieron, recuerda que su mamá lloró de tristeza e impotencia y ahí él tomó la determinación, le hizo la promesa y está a punto de cumplirla.

Tiene 28 años de edad, cursa sexto año de Medicina y cuando  faltaban 100 días para graduarse de médico cirujano en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos en San Juan de Los Morros, viajó a Cúcuta, donde llegaría la ayuda humanitaria que terminó en represión y heridos a los que Agustín, respondiendo a su instinto, a su ética, a lo que le enseñaron: salvar vidas,  trató de socorrer. Su imagen captada por @ipaniza, atendiendo un lesionado se hizo viral. Eso le costó que lo expulsaran de sus pasantías en el Hospital Militar de Barquisimeto,  lo señalaran de terrorista, instigar al odio,  traicionar a la patria y cooperar para una invasión extranjera. Afortunadamente no llegaron a imputarlo, su castigo es el riesgo de perder su carrera, su titulo universitario.

¿Quién es Agustín, el ser humano?

Desde pequeño soy católico, no de ir a misa porque me aburren, sino de servir al prójimo. Tengo 10 años como misionero, he participado en misiones médicas en las que luego de llevar el mensaje de Dios atendemos a los enfermos, a los pacientes en cama, a los viejitos. Ahora lo hago solo, no me importa en cualquier momento agarrar mi maletín, mi estetoscopio, mi tensiómetro, las medicinas que tenga y salir a servir.

¿Cómo es la familia en que creciste?

Con mi mamá y mis hermanas, he vivido siempre en un cuarto en casa de mi abuela, una de esas casas montoneras donde caben todos. Cuando tenía 9 años, mi mamá sufrió un derrame cerebral y salí a trabajar, desde vender cosas en la calle hasta trabajar en cadenas de comida rápida. Mis hermanas se fueron del país, pero yo no me voy.

¿Por qué?

No todos nos podemos ir y dejar a Venezuela en manos de quienes están haciéndole daño, porque no sufren los ricos sino los más vulnerables, los niños.

¿Si Venezuela es el paciente, cuál sería el diagnóstico y la indicación médica?

A nuestro país, más que medicinas, le hace falta amor, personas que la quieran, muchos hablan, critican, pero pocos hacen. El principal problema no es la falta de medicinas si no que la desnutrición nos está matando,  a los niños no los están vacunando,  no están inmunizados, la gente no se está alimentando, no está comiendo proteínas. Eso hace que nuestro sistema inmune sea una porquería  y nos enfermemos de cualquier cosa. Nuestros mejores médicos se están yendo a causa de los bajos sueldos. La receta incluye más educación, más cultura, que los niños vayan a la escuela, porque una mamá no va a mandar a sus hijos a la escuela con hambre.

¿Hay alguna organización apoyándote en tu defensa?

Al principio, Foro Penal y Movimiento Vinotinto. Mucha gente me ofreció ayuda, pero ahora estoy solo, resolviendo el problema yo para poderme graduar.

La rectora de la UCV te  respaldó.

Sí, me recibió en su despacho, quiso ayudarme, pero es muy engorroso porque los pensum son muy distintos, quedaría en el primer año y no podría comenzar aún sino el próximo año, sería como empezar de cero cuando faltaban 100 días para graduarme. Llevo siete años en esta lucha y no voy a tirar la toalla, me ha costado tiempo, dinero, dedicación… Imagínate!

Insistir, persistir.

Sus nuevas pasantías son en el hospital central de Acarigua. Cada día sortea obstáculos, bus y moto de por medio, para llegar a primera hora del día, trabajar en un recinto de salud que parece el de un país en guerra, y despedirse con la tarde. En el tiempo que le queda se gana la vida con una pequeña empresa turística, su otra pasión.

¿Cómo te ve Dios?

Como un pecador que quiere retribuir todas las bendiciones que recibo, porque son mucho más grandes que las dificultades. Respiro, tengo una casa donde dormir,  todos los días como aunque infinidades de veces ha sido arroz picado puro, pero lo he tenido, hay gente que ni eso, y mueren de hambre.

¿Y tú, cómo te ves?

No hay otro sentido de mi vida que estar donde me necesiten.

Si Dios permite esto es porque detrás de todo hay un mensaje para mí, si no me llego a graduar es porque Dios decidió que no era mi momento, que tengo que luchar más, aprender más. Sigo firme, haciendo las cosas con mucha fe, metiéndole el pecho a la vida y aquí estamos para ayudar a quien sea.

Pastor y María Cristina

Pastor

“Desde los apagones, trabajo como médico de casa en casa. A Pastor lo conseguí en una invasión en El Taque, carretera vieja a Yaritagua. me dijeron que había un niño de casi 3 años de edad y pesaba apenas 5 kilos. Lo encontré desnutrido en una hamaca, lleno de moscas, tenía neumonía. Lo trasladamos al hospital Agustín Zubillaga. Su mamá, muy jovencita no pudo ir con él porque tiene otros tres hijos, incluso uno de meses.  A las 3 semanas ya Pastor pesaba 9 kilos. Está mejor, gracias a Dios, pero tiene un problema hepático”.

María Cristina

“A María Cristina la saqué del mercado San Juan donde se dedicaba a bailar, tenía reumatismo y unas úlceras con gusanos. Vivía en un ranchito por la bajada de la 37 con sus hijos, la llevé a mi casa donde estuvo bajo mis cuidados durante un año. Murió de diabetes cuando tenía 90 años”

1 Comment

  1. Antes de publicar, deberían cerciorarse con la veracidad de las respuestas. Pastor no fue encontrado por Agustin. La comunidad del Taque, contactó a la Fundación Pan Divino manifestandole el caso, por lo que sus servidores(en ese momento, Agustin apoyaba a la fundación en su labor como estudiante de medicina) decidieron realizar la visita a la comunidad, al ver el estado de Pastor, se decidió llevar a Pastor al Hospital Pediatrico, donde él ha sido atendido por los médicos que hacen vida en el recinto asistencial, desde su hospitalización, la fundación se ha hecho cargo de todo lo que ha necesitado pastor y su familia.

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