El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció este jueves la puesta en marcha de un Plan Nacional de Seguridad Pública y Prevención del Delito que incluye medidas para el control de armas y la lucha contra el crimen organizado, que ha ganado fuerza en los últimos años en el país.
En declaraciones a los medios en la ciudad septentrional de Arica, vecina a Perú, el mandatario explicó que incluye 33 medidas para fortalecer la institucionalidad y gobernanza, que son pragmáticas y decididas, buscan la efectividad y evitan grandilocuencia.
“No vamos a permitir que la delincuencia siga creciendo y ganando espacio. A las bandas de crimen organizado las vamos a perseguir y a golpear donde más les duele. Las vamos a golpear en la ruta del dinero, en su organización y vamos a mejorar las técnicas investigativas”, señaló.
«Es por el bien de todos. Sabemos cómo terminan las sociedades armadas», recalcó Boric, quien presidió este jueves en la citada ciudad el Comité Nacional de Seguridad Pública, en el que también participaron la ministra del Interior, Izkia Siches, y altos responsables de los cuerpos de Carabineros, la Policía De Investigaciones (PDI), la Fiscalía Nacional, la Defensoría Nacional y la Defensoría de la Niñez, entre otras agencias.
Uno de los principales objetivos es mejorar la coordinación y el intercambio de información y de Inteligencia entre los diversos cuerpos, las agencias y las instituciones estatales y municipales para lo que se crea un Ministerio de Seguridad Pública, se impulsa la Reforma a las Policías y la Ley Orgánica de Municipalidades.
Asimismo, pretende mejorar el control de armas para lo que se insta a la persecución penal de quienes las porten sin permiso, la construcción de un sistema de trazabilidad y se estrecha la vigilancia de fronteras.
El plan incluye, además, una política de recuperación de espacios públicos, con acciones para la persecución policial y penal de bandas y organizaciones criminales que tiene como meta reducir la sensación de inseguridad ciudadana que se ha instalado en la conciencia social, especialmente en la capital.
Será un trabajo intersectorial y preventivo que “busca hacerse cargo de esta necesidad no sólo con medidas grandilocuentes, sino que también comprometiendo todas nuestras capacidades como Estado”, subrayó, por su parte, la ministra de Interior.
Las tasas de criminalidad han aumentado ligeramente en los últimos dos años en Chile, que aún así es uno de los países más seguros de América Latina, con índices de delito similares a los de España y Francia.
La sensación de inseguridad y abandono es mayor en el centro de la capital, de la que muchos comerciantes y vecinos han salido a causa del deterioro producido tras el estallido social de 2019.
Pese a que los índices de criminalidad son moderados en comparación con otros estados de la zona, y el tráfico de armas muy menor, la inseguridad ha arraigado como uno de los temas principales del debate público.