En Quito los hospitales y las funerarias están colapsadas desde hace semanas debido a la pandemia. La situación obliga a posibles enfermos a realizar colas de hasta cuatro horas para aplicarse la prueba diagnóstico. Aún así las autoridades han debido Intensificar operativos para contener «desobediencia» a la cuarentena.
Con poco más de 13.000 contagiados y 605 fallecidos (para este 1-A), el ministro de Salud ecuatoriano, Juan Carlos Zevallos, afirmó que Quito “vive una situación crítica».
«Es una demanda muy grande de camas de hospitalización y las camas que han sido adaptadas para atender a pacientes críticos que requieren ventilación y las camas de cuidados intensivos (…) Estamos en condiciones que no se comparan de ninguna manera a lo que está sucediendo en el resto de Latinoamérica”.
La situación sanitaria se complicó desde inicios de junio, cuando las autoridades decidieron reducir duras medidas de aislamiento social y cuarentena, las que se redujeron aún más a inicios de este mes, mientras el número de casos aumentaban exponencialmente.
No se descarta que tal reducción tenga que ver con e comportamiento ciudadano, proclive a la aglomeración y actividades no autorizadas.
En las últimas horas patrullas de efectivos del Ejército y agentes de la Policía Nacional y municipales llevaron a cabo varios operativos de control del espacio público, especialmente para impedir las muestras de desobediencia de la población como beber en la calle o no usar las mascarillas.
El municipio indica que hay un aumento de incumplimientos por parte de jóvenes que realizan fiestas y reuniones clandestinas, donde no emplean utensilios de protección sanitaria, o practican deporte en espacios abiertos sin respetar el distanciamiento.
Con información de Agencias
FOTO: AP