El Gobierno holandés amplió este miércoles la recomendación de usar mascarillas a todo el país y en todos los espacios interiores accesibles al público. Esta medida se toma luego de haber registrado 3.302 nuevos positivos en las últimas 24 horas.
El primer ministro, Mark Rutte, pidió desde el Parlamento el uso de mascarillas en los comercios y espacios interiores públicos de todo el país, una “recomendación urgente”, y no una obligación, que entra en vigor “con efecto inmediato”, aunque hasta el próximo viernes no explicará todos los detalles de la medida, que no se espera que afecte, por ejemplo, a los colegios.
Hasta ahora, esta medida solo se aplicaba en los comercios de las grandes tres ciudades, Róterdam, Ámsterdam y La Haya, y se dejaba en manos de los minoristas impedir la entrada a aquellas personas que no quisieran llevar puesta la mascarilla.
Los diputados consideraron que hay demasiadas “diferencias, confusión y ambigüedad” en el enfoque regional.
El primer ministro reconoció que “hay que dar un paso” en la cuestión de las mascarillas a nivel nacional y, aunque volvió a subrayar que no espera que esta sea la medida que reduzca el número de contagios, añadió que “puede contribuir”, tras rechazar durante meses que tenga un valor añadido.
No obstante Rutte dejó la medida en un “consejo”, porque cree que una obligación sería “ir demasiado lejos”, en la misma línea que su estrategia desde comienzos de esta pandemia, que alude siempre a la voluntad y responsabilidad individual de los ciudadanos.
Los holandeses tampoco fueron confinados por decreto en marzo, sino que dejó en sus manos la decisión de hacerlo.
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