En una verdadera selva, por obra y gracia del más completo abandono, se ha convertido el cementerio municipal de El Tocuyo, la capital del Municipio Morán del Estado Lara.
Y, a propósito de que precisamente este martes 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, como lo cataloga la Iglesia Católica, es casi obligatorio señalar tal situación, por cuanto no ha sido posible que, hasta ahora, las autoridades municipales le hagan “un cariñito” a esta instalación pública.
Por cierto, sepultados allí están insignes tocuyanos como Roberto Montesinos y Pío Tamayo.
Pero hay algo más: Aparte de que el monte, la basura y la maleza abundan por todas partes en ese camposanto, también existe una permanente inseguridad para los familiares de los difuntos cuyos restos allí reposan.
¿Qué es lo que ocurre…? Pues sencillamente que, desde hace ya tiempo, hay una banda de antisociales que se dedica, no solamente a desmantelar tumbas y a robar objetos y aparejos de las mismas, sino que también se atreven a asaltar a tales familiares.
O sea, que es un verdadero riesgo en este momento que los familiares acudan allí a rezar, a encender una vela o a depositar algún pequeño ramo de flores, por el peligro que corren de ser asaltados por algunos de esos maleantes,
Cruz Mario Soto, Luz Bolivia López y Gustavo Guzmán, entre otros tantos dolientes, aseguran que “tan triste realidad” la viven quienes deciden acudir al camposanto, para rendir tributo a la memoria de sus seres queridos allí sepultados.
Expresaron que, por un lado, los malhechores roban el aluminio, el bronce y hasta los techos de los panteones, y, por el otro, y sobre todo en horas de la noche, entonces vigilan a sus potenciales “presas de cacería”, para robarles y despojarles de sus pertenencias.
Y quienes más están en la mira de los facinerosos son los residentes de los barrios aledaños, que con frecuencia deben pasar a pie por el frente de ese lugar del eterno descanso, para hacer sus diarias diligencias.
PT/RG