¿ Involución Revolucionaria?
“El talento sin probidad es un azote” Simón Bolívar.
Los primeros años de mi vida transcurrieron durante la dictadura del General Marcos Pérez Giménez; revolotean en mi mente los recuerdos de aquel tenebroso lapso, que a su vez hacía reminiscencias con la muy comentada dictadura, de otro General, conocido como el Benemérito (¿Digno de galardón, estimable, apreciable, digno, honorable, acreditado, distinguido, loable, laudable?), Juan Vicente Gómez, quien “presuntamente” fue mejor calificado por los boinas azules (Estudiantes universitarios de 1928), como “El Sátrapa” (Persona con gran poder) y, me parece irracional e ilógico que un país, como Venezuela, que ha sido ejemplo mundial, por sus logros independentistas y que ha combatido guerras de Federación y montoneras, con la democracia disfrutada durante cuarenta años, esté siendo sometido a continuas disputas, y a una violencia constante, e indefinida.
Causa pena ajena la actitud de algunas personas que, con aparente probidad, pretenden manipular a la opinión pública con argumentos que hacen caer a unos cuantos ingenuos, y/o a “algunas” personas cuya dignidad es tan barata que la comprometen ante cualquier dádiva. La mejor prueba es lo que acontece con el sector café; este sector productivo es el ejemplo de lo que no se debe hacer, sin embargo, existen personas que engañan y se engolosinan ante las autoridades que le lanzan las migajas con las cuales sacian sus codicias.
Personas que cuando se les recuerda las leyes y reglamentos que rigen su función, descaradamente, las revierten y pretenden convertir a las víctimas de su desempeño… en victimarios.
“Supongo” que nos están llevando como borregos al matadero, con una supuesta recuperación que nadie ha definido.
En cierta forma podemos pronosticar la situación climatológica, la proximidad, o no, de las lluvias, el momento del parto de una mujer o de la hembra de una especie, los resultados del ejercicio fiscal, o de un lapso registrado por la contabilidad de una empresa, etc., pero, lo que es difícil pronosticar son los acontecimientos futuros, o los resultados de la siembra de un determinado rubro.
Podemos realizar efímeros cálculos, y a veces acertarlos con pitonisa precisión; allá las personas que se dejan hipnotizar por “presuntos” encantadores de serpientes. A veces se nos tilda de pesimistas, y se nos resalta la necesidad de ser optimista; la mayoría de las veces se nos trata de alejar de la realidad. Es la “teoría del optimista”, la cual generalmente, logra realizar maravillas.
No debemos, ni podemos caminar sobre una cuerda floja, por primera vez, a cien metros (Por decir cualquier cifra) de altura sin ningún sistema de seguridad… llevando tan sólo una mochila llena de optimismo. Lo más probable es que, el peso de la intangible mochila sea la causa que nos lleve a precipitarnos al vacío.
En 1969, el hombre no llegó a la Luna y regresó… improvisando. La mochila la llevó cargada con valor, compañerismo, solidaridad, arrojo, perseverancia, entrenamiento, conocimientos… planificación, ejecución, supervisión y control, en todo tipo de cálculos.
Miles de millones de personas de todas las creencias, en diferentes países del mundo, con sus oraciones, acompañaron a los temerarios emigrantes espaciales en su aventura. Pero, aquellos hombres, en su grandeza, habían decidido hacer realidad lo que denominaron:
“Un pequeño paso para el hombre… un gran salto para la humanidad”.
En 2008, estudiantes de una universidad de Costa Rica, decidieron hacer realidad una cafetera espacial, un aparato que permitiera realizar el ritual de preparar la negra infusión en el espacio, en un ambiente sin gravedad…
Fue la decisión de Simón Bolívar, el asumir el compromiso contraído en Monte Sacro ante su maestro y hacerlo realidad. No creo en su fracaso; sus errores le hacían fortalecerse y recuperar las Repúblicas perdidas, como consecuencias de la desigual lucha, de las traiciones de aquellos que llegaron hasta utilizar su nombre y sus acciones en beneficio propio. Su inmortalidad está en el recuerdo y en la vigencia de su última proclama…
El futuro de la Patria está en la decisión de la población. Debemos tener la gallardía de demostrar nuestra madures, con decisiones acertadas, tomadas bajo la irrefutable influencia de la lógica y de la razón, del pragmatismo y de la objetividad.
El buen samaritano debe estar “vacunado” contra cualquier virus o enfermedad que le lleven a caer en apetencias personales y, esto debe demostrase con hechos…
Antes se decía que la historia la escribían los triunfadores, pero en nuestra época esto se dificulta porque la comunicación es inmediata y, las piernas largas de la verdad, “siempre” alcanzan a las piernas cortas de las mentiras, artimañas y/o manipulaciones…