Dormir bien es uno de los pilares fundamentales de la salud, junto con una buena alimentación y el ejercicio físico. Así lo destaca el neurólogo Gurutz Linazasoro, de la Policlínica Gipuzkoa, quien subrayó la importancia de las siestas breves, de unos 20 minutos, como complemento ideal al descanso nocturno.
«Una siesta de unos 20 minutos es ideal para desconectar, reducir el estrés y consolidar memorias recientes. Este breve descanso aporta beneficios inmediatos, como un aumento en la concentración y una mejora del estado de ánimo», explicó Linazasoro en una reciente entrevista.
Beneficios y riesgos de la siesta
El neurólogo advirtió que, aunque las siestas breves son altamente beneficiosas, exceder este tiempo puede ser contraproducente. “Dormir más de 30 minutos puede hacer que nos despertemos en una fase profunda del sueño, lo que genera una sensación de aturdimiento y reduce el rendimiento durante el resto del día”, señaló.
Linazasoro también destacó que las siestas son especialmente útiles para las personas que duermen menos de siete horas diarias o que sufren de insomnio, una condición que afecta al 10 % de la población española. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más del 30 % de los españoles duerme menos de siete horas por noche, lo que puede derivar en problemas de salud tanto físicos como mentales.
El déficit de sueño es un problema que trasciende fronteras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 40 % de la población mundial experimenta algún tipo de trastorno del sueño. En países desarrollados, como Estados Unidos y Japón, más del 30 % de los adultos reporta dormir menos de seis horas por noche, un nivel considerado insuficiente para mantener una salud óptima.
El sueño: más que descanso
El sueño no sólo permite al cuerpo descansar, sino que también es una fase de intensa actividad cerebral. Durante este tiempo, el cerebro realiza tareas esenciales como la reparación celular, la eliminación de toxinas y la consolidación de recuerdos.
«El sueño impacta directamente en nuestra salud física y emocional», afirmó Linazasoro, quien también destacó que el horario de invierno favorece al organismo al permitir un descanso nocturno más prolongado.
Adaptarse al cambio de horario
Con la llegada del invierno y el cambio de hora, muchas personas experimentan un desajuste en sus ritmos circadianos. Esto puede traducirse en cansancio, irritabilidad y una menor productividad, especialmente en niños y personas mayores.
El especialista aconsejó tener paciencia durante este proceso de adaptación y, si es necesario, recurrir a pequeñas siestas para sobrellevar mejor los efectos del cambio. Además, recordó que la melatonina, conocida como la ‘hormona del sueño’, juega un papel clave en la regulación de los ciclos de vigilia y descanso, especialmente cuando los días se hacen más cortos.
«Descansar bien es fundamental para gozar de una salud integral. Incluir una breve siesta diaria en nuestra rutina puede marcar la diferencia entre un día agotador y uno productivo y pleno», concluyó Linazasoro.
Con información de europapress.es