Gran Bretaña y la Unión Europea presentaron el lunes posiciones encontradas de cara a las negociaciones de un acuerdo comercial post-Brexit, dejando claro que están dispuestas a separarse sin acuerdo en lugar de ceder en puntos importantes.
El primer ministro británico Boris Johnson envió un aviso lleno de bravuconadas a Bruselas tres días después de que Gran Bretaña salió del bloque, el primer país en irse. En un discurso a líderes empresariales y diplomáticos extranjeros, Johnson dijo que “queremos un acuerdo de libre comercio”, pero no a cualquier precio.
“No veo razón alguna para atarnos a un acuerdo con la UE”, dijo Johnson, e insistió en que Gran Bretaña “restaurará el control soberano” de sus fronteras, reglas y economía.
El principal negociador de la UE Michel Barnier se mostró igualmente enfático al afirmar que los 27 países que quedan en el bloque no aceptarían cualquier acuerdo con Gran Bretaña solamente para evitarse un costoso y caótico divorcio a inicios del 2021, cuando concluye el período de transición post-Brexit.
“Estamos a favor del libre comercio, pero no vamos a ser ingenuos”, dijo Barnier. “Si el pedido es tener amplio acceso a un mercado de 450 millones de consumidores europeos, sin aranceles, sin cuotas: eso no va a suceder por nada, ni en ningún tipo de condición”.
En su convenio, Gran Bretaña y la UE acordaron alcanzar una “alianza flexible, profunda, amplia, ambiciosa” que incluyera un tratado de libre comercio y acuerdos de seguridad y en otros campos. Se dieron un plazo de 11 meses para conseguirlo. El periodo de transición, en el que las relaciones bilaterales siguen básicamente iguales, dura hasta el final de 2020. Durante el resto del año, Gran Bretaña seguirá cumpliendo las normas de la UE, aunque ya no tendrá voz en la toma de decisiones comunitarias.
Pero Johnson insistió el lunes en que la decisión no es “acuerdo o sin acuerdo … La cuestión es si acordamos una relación comercial con la UE comparable con la de Canadá, o más como la de Australia”.
Australia no tiene un acuerdo de libre comercio con la UE, y un acuerdo al estilo de Australia significaría una serie de nuevos aranceles y otras barreras entre el Reino Unido y la UE, su vecino más cercano y mayor socio comercial.
Gran Bretaña dice querer un acuerdo comercial como el que tiene Canadá con la UE, que incluye bienes y servicios. Pero insiste en que no aceptará seguir toda la normativa europea a cambio de un comercio sin trabas, porque quiere tener libertad para alcanzar acuerdos con otros países.
El bloque insiste en que no puede haber acuerdo comercial a menos que Gran Bretaña acepte y no socave las regulaciones europeas, especialmente en materia de protección medioambiental, derechos de los trabajadores y requisitos de salud y seguridad.