Las 'motopiruetas' de 'Pedro Locura', una atracción prohibida en los barrios caraqueños < El Informador Venezuela
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Las ‘motopiruetas’ de ‘Pedro Locura’, una atracción prohibida en los barrios caraqueños

Pedro Aldana hace una "wheelie", parado sobre la rueda trasera, en una calle de La Guaira, Venezuela, el 10 de enero del 2021. (AP Photo/Matias Delacroix)

Si la policía no le impide montar su espectáculo por falta de permisos, encontrará a Pedro Aldana (mejor conocido como ‘Pedro Locura’), luchando contra los encierros por el coronavirus o contra las lluvias tropicales que hacen que el asfalto sea resbaladizo y que el público salga corriendo en busca de amparo.

A pesar de los obstáculos que le puso la vida, Aldana, con su uniforme cuadriculado y el cabello teñido de verde, sigue haciendo sus espectáculos, que atraen a cientos de personas, en estacionamientos en desuso o en oscuras calles secundarias.

“Este es mi hobby, es mi arte”, dice Aldana, quien encabeza un movimiento que busca el reconocimiento oficial de las piruetas acrobáticas de las motos en Venezuela, una actividad popular en barrios pobres como el suyo, donde enseña a algunos admiradores las cosas básicas de ese deporte. “Esta es mi pasión y mi trabajo”.

Pedro Aldana hace una «wheelie» en su moto durante una presentación en el barrio Ojo de Agua de Caracas el 10 de enero del 2021. (AP Photo/Matías Delacroix)

Pedro Locura”, cuenta con un leal equipo de gente como él, apasionada por este deporte, que lo acompañan en espectáculos de velocidad, agilidad y equilibrio.

Los motociclistas hacen “wheelies” (paran la moto en una sola rueda, generalmente la trasera) a gran velocidad y a menudo se paran sobre un pie o una rodilla, incluso con la moto en una rueda. A veces una joven mujer se estira en el asiento, en una muestra de la fe que le tiene al motociclista.

En otras maniobras, avanzan en círculo con las motos paradas en una rueda y ellos parados en el apoyapies.

El deporte es cada vez más popular en Venezuela, donde muchos se enorgullecen de los motociclistas que los llevan al trabajo o se ganan la vida haciendo entregas a domicilio.

Conmoción en un barrio de Caracas por la presentación de «Pedro Locura», el as de la moto que monta un espectáculo callejero de priuetas en dos ruedas (con frecuencia una). Foto del 31 de enero del 2021. (AP Photo/Matías Delacroix)

Aldana cuenta que se ganó su apodo de niño, cuando hacía piruetas con su bicicleta. A los 11 años ya montaba una moto.

A lo largo de la última década ha estado recorriendo Venezuela y ofreciendo espectáculos que han atraído hasta 7.000 espectadores en un día.

El grupo cobra entre tres y cinco dólares por una entrada a un espectáculo muy trabajado.

La pandemia, no obstante, le ha impedido hacer presentaciones a lo largo del territorio nacional.

Se vio obligado a organizar espectáculos improvisados, que no publicita por los medios tradicionales sino que deja que se corra la voz, en un juego del gato y el ratón con las autoridades. En las redes sociales alienta a los espectadores a que usen barbijos y mantengan distancias, aunque en la práctica eso es opcional.

El sábado 30 de enero, el grupo de Aldana se presentó en un estacionamiento con el asfalto en mal estado en la ciudad costera de La Guaira, pero se presentó la policía y comprobó que no tenían permiso. Aldana asegura que consiguió permisos en el pasado, pero que ahora los empleados municipales exigen coimas.

“Le digo a la policía que ese es un deporte, que ellos deberían comprendernos y trabajar con nosotros”, expresó, “Estamos haciendo algo saludable y positivo”.

Pedro Aldana conversa con un policía que le impidió montar su espectáculo de piruetas en moto por no tener un permiso en La Guaira, Venezuela, el 20 de enero del 2021. (AP Photo/Matías Delacroix)

El domingo 31, unos soldados de a pie impidieron otro show en un barrio pobre de Caracas sin que alcanzasen a empezarlo.

Aldana respondió encabezando una caravana de cientos de motociclistas que participan del show y espectadores, por el centro de Caracas, hasta llegar al barrio de Petare, en la ladera de una colina.

Tomaron una calle estrecha y con una pronunciada inclinación, evitando autos y autobuses, en una especie de espectáculo pirata, sin cobro. Hasta que empezó a llover y se acabó todo.

DS con información de AP

Foto: Matías Delacroix/AP

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