La economía global enfrenta pérdidas «abismales» por la pandemia del coronavirus y la recuperación se verá obstaculizada por la escasez de recursos, advirtió el martes el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
La institución con sede en Washington ya desembolsó 160.000 millones de dólares a un centenar de países para que pudieran atender la emergencia, pero la amplitud de la crisis obligará a las naciones en desarrollo a repensar la estructura de sus economías, dijo.
Para Malpass, el efecto devastador de la pandemia de covid-19 en la economía mundial es mucho mayor que los 5 billones de dólares de riqueza destruidos, señalados en una primera estimación del daño.
El Banco Mundial estimó que la recesión global llevará a 60 millones de personas a la pobreza extrema, pero Malpass sostuvo que la sombría proyección probablemente empeorará a medida que avanza la crisis.
¿Qué le quita el sueño al jefe del Banco Mundial?
«Que no haya suficientes recursos», afirmó Malpass.
«Sigo buscando (…) que otros participen en los programas que hemos implementado», incluso mediante pagos directos en efectivo para ayudar rápidamente a las poblaciones más vulnerables en los países pobres, enfatizó.
El Banco Mundial publicará la próxima semana sus pronósticos revisados de las Perspectivas de la Economía Mundial (GEP por sus siglas en inglés), pero las cifras por sí solas no pueden dar una idea de la magnitud del desastre, que dejará cicatrices duraderas.
«Los países enfrentan la recesión global más profunda desde la Segunda Guerra Mundial», aseguró Malpass.
«Y eso debería mantener a muchas personas despiertas por la noche preocupándose por las consecuencias para los pobres, para los vulnerables dentro de esas economías, para los niños, para los trabajadores de la salud, todos enfrentando desafíos sin precedentes», resumió.
Aunque las economías avanzadas enfrentarán las mayores recesiones en términos porcentuales, «en muchos sentidos, las contracciones más peligrosas son en los países más pobres, porque estaban más cerca de la línea de pobreza antes de la pandemia», advirtió.
El aumento de la pobreza extrema en gran parte dependerá de cuán pronto puedan reabrirse las economías avanzadas, ya que las naciones en desarrollo dependen de los mercados en los países ricos, dijo.
– Adiós a la vieja economía –
A medida que los países buscan financiar las necesidades urgentes de equipos y tratamientos médicos, así como garantizar el suministro de alimentos, se ven obligados a drenar recursos destinados a la educación y otras inversiones críticas.
Y la ausencia de inversiones socava el crecimiento potencial en una recuperación pospandemia.
«La inversión que se necesita para el futuro se está perdiendo por luchar contra la crisis sanitaria», notó Malpass.
Para mitigar los efectos perjudiciales a largo plazo más allá de la crisis inmediata, los gobiernos tendrán que repensar sus políticas y «reconocer que la economía global será muy diferente», señaló.
Será necesario invertir en nuevos tipos de empleos y negocios, en «la economía del futuro en lugar de tratar de recapitalizar la economía del pasado», añadió.
Puso como ejemplo la industria del turismo, que colapsó por completo cuando se cerraron las fronteras y gran parte de la población mundial quedó confinada para frenar los contagios, señalando que tendrá que adaptarse a los nuevos estilos de vida de la era posterior a la pandemia.
Un país que buscaba impulsar su sector turístico necesitará capacitar a los trabajadores para una economía global «donde habrá menos turismo y más necesidad de seguridad alimentaria».
Malpass también alertó que el número «asombroso» de niños que dejaron de ir a la escuela por los cierres de instituciones educativas está creando una «pobreza de aprendizaje» que tendrá consecuencias sobre el tejido social.
Fuente: Banca y Negocios
Foto: Vía El Universal