El 3 de agosto de 1950, a las 5:45 de la tarde, un terremoto de 6.7 de intensidad, cambió la historia de El Tocuyo, municipio Morán, dejando atrás las viejas glorias que le dieron nombre y renombre a través del tiempo a la Atenas de Occidente.
A pesar de todas las vicisitudes en que se ha visto envuelta, El Tocuyo se niega a morir. Otrora, las buenas voluntades le dieron un empuje para que no se quedara en escombros la ciudad que fue pujante en todas sus vertientes.
Arquitectura, agricultura, arte, literatura, religiosidad, educación e industria. Hoy día, los tocuyanos aspiran y esperan que a la Ciudad Madre de Venezuela retorne el progreso.
Los costumbristas Gustavo Guzmán Medina y Benigno Pargas, resaltaron que El Tocuyo requiere de un nuevo impulso para buscar el sendero del desarrollo extraviado desde hace muchos años.
Los alcaldes que ha tenido el municipio poco han hecho por la ciudad. Por ello, propios y visitantes se quejan constantemente y demandan la atención de las autoridades a fin de que se preocupen por la ciudad de los Lagos Verdes, como la bautizara el poeta y escritor Roberto Montesinos.
Han transcurrido 71 años de aquel estremecimiento telúrico que partió el crecimiento de nuestro lar nativo en dos partes, las aspiraciones de crecimiento continúan intactas.
Pedro Timarure
Foto: PT