Neicary Albarrán.- Dos metros bajo tierra, en el patio de una vivienda en construcción, ubicada en la carrera 27 con calle 13 y 14 de Barquisimeto, fueron encontrados los cadáveres de Juan Ernesto Merentes Alfonzo (26) y Mario Alejandro Merentes Alfonzo (35) a las 04:00 de la madrugada de este 2 de noviembre por funcionarios del Cicpc, luego de que los familiares los reportaran como desaparecidos la noche del pasado jueves.
El presunto homicida ya se encuentra tras las rejas. Se trata de un joven proveniente de una familia de buena reputación y muy conocido en la comunidad cristiana, pues desde su adolescencia asiste a una iglesia cristiana evangélica al este de la ciudad. Responde al nombre Ivanhone Josafat Rangel Ledezma, de 27 años de edad.
Según uno de los familiares de los fallecidos, Rangel Ledezma les debía una cantidad de 20.000 dólares a los hermanos Merentes y esa noche supuestamente les cancelaría la deuda. Es por ello que los citó en la mencionada vivienda en horas de la tarde-noche para entablar negociaciones.
El Hecho
Aproximadamente a las 07:30 de la noche un vecino de la citada dirección escuchó 18 tiros, llamó a la policía pero nadie llegó. No se escucharon gritos ni llanto, supuestamente Rangel Ledezma lo tenía todo bien cuadrado pues en el lugar había un hueco donde se estaba construyendo un pozo subterráneo y allí los enterró.
Los funcionarios del CICPC llegaron a las 04:00 de la madrugada, las labores de exhumación comenzaron a las 05:00 de la madrugada y terminaron tres horas después donde los uniformados a pico y pala sacaron a los occisos.
Ambos cadáveres tenían seis heridas de bala en varias partes de su cuerpo. Luego de asesinarlos les colocó cal a fin de que nadie sintiera el mal olor al transcurrir los días, sin embargo sus nervios lo traicionaron.
Una fuente policial, detalló que el hombre al ser detenido por los efectivos del eje de Secuestro del Cicpc Barquisimeto, por los nervios y la ansiedad reveló como los había asesinado y enterrado.
Se conoció extraoficialmente que los fallecidos eran “vacilados” por el acusado, pues no les quería entregar el dinero, incluso la novia y la esposa de los Merentes estaban al tanto de que sus parejas estaban reunidas con el victimario en la dirección mencionada. Al pasar las horas y al notar que los hermanos no respondían los teléfonos, dieron parte a las autoridades. Al principio pensaron que estaban secuestrados y más tarde se enteraron de la terrible noticia.
Los jóvenes eran dueños de una distribuidora de materiales eléctricos, egresados de la Universidad Yacambú y de padres comerciantes de buena posición económica, quienes al llegar a la morgue del Hospital Central no pudieron contener las lágrimas. Sus muertes se convierten en el tercer hecho violento que ocurre en el mes de noviembre.
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