Desde Carora escriben a Custodio para denunciar el desastre de Hidrolara en la capital del municipio Torres, donde la irresponsabilidad, burla, sarcasmo están a la orden del día frente al reclamo de comunidades por el desbordamiento de las cloacas. La respuesta a los vecinos de diferentes sectores es que “ hagan una vaca” para arreglar el problema. ¿Qué hace entonces Hidrolara con el presupuesto y los reales cobrados por servicio ?
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En los medios deportivos a nivel nacional, mucho se habla de la gran charca maloliente en que se encuentra el llamado Comité Olímpico venezolano. Cansados del desastre en el COV suenan nombres para presidir la institución. La respuesta fue caerle a tiros a los osados. Atrás quedaron los tiempos de la gran dirigencia, decente, honesta, recta como Don José Beracasa y Doña Flor Isava. Ahora se actúa a lo “ malandro”.
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En la penitenciaria de Uribana pareciera existir un campo de concentración al estilo nazi. Algo así como Auschwitz/Birkenau, en Polonia.De allí trasladan a los presos a los centros de salud, pero es para morir por las patologías que presentan. No solamente tuberculosis, o bien problemas renales, peritonitis. Se agrega la total desnutrición. Pareciera existir un plan de exterminio, señalaban Paulino de La Calle y Francisco Blanco.
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Nadie imaginó que la llamada revolución bonita acabaría con un país como Venezuela. Un ejemplo del desastre lo constituye la desaparición de los cajeros en instituciones bancarias. Muchos están cubiertos de tierra y telaraña, de otros apenas queda el hueco. Las taquillas entregan a los clientes un mendrugo de 200 bolívares y para pagar pasaje se quieren al menos 500 mil devaluados.
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Siguen las denuncias por intentos de invasiones a la propiedad privada, donde Caracas figura como epicentro de las negras intenciones del chavismo, robar. Ante la sede de la ONU en Caracas, ciudadanos solicitaron un pronunciamiento de la Alta Comisionada de la ONU para DDHH, Michelle Bachelet. En Barquisimeto no existen denuncias, pero los intentos de ponerle la mano a inmuebles y terrenos siguen su curso. Los llamados colectivos o grupos armados llevan la bandera, mientras GNB, PNB y Polilara miran para otro lado según dicen.
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A las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas; si se paran, se caen. (Maruja Torres)