La semana pasada fue publicado el “Indice Anual de Percepción de Corrupción” correspondiente a 2020, que edita “Transparencia Internacional”. Una organización, sin fines de lucro ( «¿Sin fines de lucro? ¡Entonces, no están en nada!» reflexionarán los aludidos) especializada en la medición del grado de enriquecimiento ilícito de los 194 países miembros de Naciones Unidas. Y ahí, comienzan las falencias del informe, por muy loables que sean sus intenciones.
“Transparencia” se centra en los niveles de la comezón, picazón, la urticaria, del furor de Mesalina por meter mano en las Tesorerías de los gobiernos respectivos. Pero no mide, y mucho menos se pronuncia, sobre el flagelo entre otros pesos pesados de la venalidad interplanetaria. No incluye, por ejemplo, en su ranking a la referida Naciones Unidas, pese a lo que es vox populi ¿Creen ustedes, acaso, que es por descuido o casualidad que los desgobiernos de Venezuela y Cuba, dos violadores contumaces de DD.HH. formen parte, precisamente, del organismo de la propia NN.UU., encargado de la tuición de tales derechos? Y con respecto a la Corte Penal Internacional, creada en el marco del organismo multilateral ¿Qué? Un antro en el que se venden al mejor postor tanto abstenciones como pronunciamientos. Cabe entonces preguntarle a “Transparencia” ¿Qué tienen los desgobiernos corruptos de la Tierra que no tengan organismos como los mencionados, para excluirlos de sus evaluaciones?
Además, existen los recurrentes escándalos de muchas confederaciones y federaciones deportivas internacionales. Me replicarán que éstas, no son entes gubernamentales y así es. No obstante, en la práctica, la FIFA, el COI, la CONMEBOL, por nombrar las más prominentes (y más corruptas, también) tienen mayor Poder real que muchos países y aún que NN.UU.. Excluirlas del ranking en cuestión, constituye un vacío que debe llenarse cuanto antes.
No es nuestra intención cargarle la mano a “Transparencia Internacional”. Cumple muy loable función y ello basta para que le tengamos gratitud empeñada. Pero todo es perfectible. Por ejemplo, su “Índice”, es de “percepción”. Es decir, recoge las reacciones de las víctimas de la venalidad, pero omite las reacciones de los venales al verse descubiertos, manos en la masa.
Son las 3:00 de la tarde. Las agencias internacionales han informado que el narcogobierno, forajido y desvergonzado de cierta republiqueta que se ha autoendilgado el remoquete de “bolivariana” para mayor ultraje a Simón Bolívar, ha sido incluido, entre los cinco gobiernos más corruptos del Mundo, como ha sido el caso del citado informe de 2020.
Opción número Uno: El Presidente, de la republiqueta, en cuestión, al ser informado de su inclusión en tal Top Five mundial, convoca de emergencia al, Fiscal, al Contralor, a los escuadrones anticorrupción y hasta a las policías de rolito, para anunciar investigaciones hasta las últimas consecuencias, que de ninguna forma investigarán, nada;
Opción número Dos: El mismo Presidente, en su programa dominical, transmitido en cadena nacional al referirse al nuevo informe de “Transparencia” denuncia complot internacional para desprestigiarlo, orquestado por el presidente Joseph Biden Jr., por el expresidente Trump, la CIA, la oligarquía mundial y les declara guerra asimétrica, que no será ni asimétrica ni guerra.
Opción número Tres: “¿Y?» . . . – se pregunta y se responde, el mismo Presidente, encogiéndose de hombros, con una risa de medio lado, cuando los reporteros le piden sus comentarios sobre el nuevo mister Universo 2020 del latrocinio, como ha quedado etiquetado, por «Transparencia» y el qué dirán del Mundo y sus alrededores
El lector se servirá marcar una de las tres mencionadas opciones. Si marca la número (1), queda poca, pero hay esperanza. Si ha marcado la número (2), la cosa está fea, pero se va poner peor, todavía, en el país en referencia. Si marcó (3). Ya sabemos quién será el Campeón Mundial, Corrupto Absoluto, Desvergonzado y Pa´los que Salgan, del 2021.
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