Los gobernantes de Rusia y China se reunieron el viernes 4F en Beijing, horas antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, y respondieron a las presiones de Estados Unidos, al declarar su oposición a la expansión de la OTAN y afirmar que la isla de Taiwán es parte de China.
Vladimir Putin y Xi Jinping buscan proyectarse como contrapeso al bloque encabezado por Washington, que junto a la OTAN, «estrechan lazos militares con otros países asiáticos para desestabilizar y amenazar la seguridad regional».
Así lo plantean ambos mandatarios en un comunicado conjunto en el que también anuncian que se comprometen a «profundizar la cooperación estratégica mutua» y confirman que sus países «se apoyan con fuerza».
Para Putin, estas relaciones no tienen precedentes, al punto de alinearse en organismos mundiales como Naciones Unidas. En lo económico, suscribir acuerdos como el nuevo contrato para proveer a China 10.000 millones de metros cúbicos de gas por año, desde el oriente ruso.
Y en lo militar, Rusia y China han realizado maniobras militares conjuntas, entre ellas ejercicios navales y patrullas de bombarderos de largo alcance sobre el Mar de Japón y el Mar de China Oriental. En agosto, las tropas rusas se desplegaron por primera vez en territorio chino para el operativo.
Putin ha destacado además que Rusia ha compartido tecnologías militares altamente delicadas con China que han ayudado significativamente a impulsar sus capacidades de defensa.
Con información y foto de AP