El malestar que puedes estar sintiendo tiene un nombre: se llama languidez. Es una sensación de estancamiento y vacío. Se siente como si estuvieras pasando los días sin rumbo, mirando la vida a través de un parabrisas empañado. Y podría ser la emoción dominante de 2021.
Mientras los científicos y los médicos trabajan para tratar y curar los síntomas físicos de la Covid-19 de larga duración, muchas personas tienen problemas con la longevidad emocional de la pandemia. Algunos reciben los embates de la covid, sin estar preparados, mientras el intenso miedo y el dolor del año pasado se desvanecieron.
En los primeros e inciertos días de la pandemia, es probable que el sistema de detección de amenazas de tu cerebro —llamado amígdala— estuviera en alerta máxima de lucha o huida. A medida que aprendías que los cubrebocas ayudaban a protegernos —pero el lavado de paquetes no lo hacía— probablemente desarrollaste rutinas que aliviaban tu sensación de temor.
Sin embargo, la pandemia se ha prolongado, y el estado agudo de angustia ha dado paso a una condición crónica de languidez.
En psicología, pensamos en la salud mental en un espectro que va desde la depresión hasta el florecimiento. El florecimiento es la cima del bienestar: se tiene un fuerte sentido del propósito, del dominio y de importarles a los demás. La depresión es el valle del malestar: te sientes abatido, agotado y sin valor.
La languidez es el hijo ignorado de la salud mental. Es el vacío entre la depresión y el bienestar: la ausencia de bienestar. No tienes síntomas de enfermedad mental, pero tampoco eres la imagen viva de la salud mental.
No estás funcionando a toda máquina. El languidecimiento empaña tu motivación, altera tu capacidad de concentración y triplica las probabilidades de que reduzcas el trabajo. Parece ser más común que la depresión, y en cierto modo puede ser un factor de riesgo mayor para sufrir una enfermedad mental.
Término
El término fue acuñado por un sociólogo llamado Corey Keyes, a quien le llamó la atención que muchas personas que no estaban deprimidas tampoco prosperaban.
Su investigación sugiere que las personas con más probabilidades de padecer depresión grave y trastornos de ansiedad en la próxima década no son las que presentan esos síntomas en la actualidad.
Son las personas que languidecen ahora mismo. Y las nuevas pruebas de los trabajadores sanitarios de la pandemia en Italia muestran que los que languidecían en la primavera de 2020 tenían tres veces más probabilidades que sus compañeros de ser diagnosticados con trastorno de estrés postraumático.
Nytimes
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