Las fuertes lluvias en el estado brasileño de Río Grande do Sul han provocado la muerte de 39 personas, y hay otras 68 reportadas como desaparecidas, informó el viernes la agencia estatal de protección civil.
Es el cuarto desastre ambiental de este tipo en un año, después de las inundaciones de julio, septiembre y noviembre de 2023 que provocaron la muerte de 75 personas en total.
Las inundaciones en todo este estado del sur del país han superado las ocurridas durante un diluvio histórico en 1941, de acuerdo con el Servicio Geológico de Brasil. En algunas ciudades, el nivel del agua fue el más alto desde que se comenzaron a llevar registros hace casi 150 años, indicó la agencia de protección civil.
El jueves, una presa de una central hidroeléctrica entre las ciudades de Bento Gonçalves y Cotipora se derrumbó parcialmente, y ciudades enteras del valle del río Taquari, como Lajeado y Estrela, quedaron completamente bajo el agua. En la ciudad de Feliz, a 80 kilómetros (50 millas) de la capital estatal Porto Alegre, la enorme crecida de un río destruyó un puente que conectaba a esa ciudad con la vecina Linha Nova.
Los operadores reportaron cortes de electricidad, comunicaciones y agua en todo el estado. Más de 24.000 personas tuvieron que abandonar sus casas, de acuerdo con la agencia de protección civil.
Sin internet, teléfono ni electricidad, los residentes pasaron dificultades para proporcionar actualizaciones o información a sus familiares que viven en otros estados. Varios helicópteros sobrevolaban continuamente las ciudades, donde las familias varadas esperaban en sus techos para ser rescatadas.
Isolete Neumann vive en la ciudad de Lajeado en el valle del río Taguay. La mujer de 58 años le dijo a The Associated Press que nunca ha presenciado un panorama como el que está experimentando.
“La gente estaba erigiendo barricadas frente a hospitales con arena y grava. Se sentía como una película de terror”, dijo por vía telefónica. Algunas personas en su región estaban tan desesperadas, añadió, que se arrojaron a las corrientes de agua.
El vecindario de Neumann no resultó inundado, pero carece de agua corriente y ella no se ha duchado desde el martes. Dijo que está recolectando agua de lluvia en un recipiente para poder cocinar. Una tienda de ropa de su propiedad en el área central de la ciudad está inundada, agregó.
“Ni siquiera sé cómo está. Ya no debe haber nada”, lamentó.
Las lluvias comenzaron el lunes, y se pronostica que se prolonguen al menos hasta el sábado, declaró el viernes Marcelo Seluchi, meteorólogo en jefe del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales, en la televisión pública de Brasil.
El gobernador estatal Eduardo Leite alertó el jueves por la noche a los residentes del estado —conocidos como gauchos— sobre la persistencia de las lluvias e inundaciones. Se prevé que la situación empeore en Porto Alegre, señaló.
“Como ser humano, me siento interiormente devastado, al igual que todos los gauchos”, comentó. “Pero como gobernador, me mantengo inquebrantable y garantizo que no vamos a fallar. Todo lo estamos haciendo con enfoque, atención, disciplina y enjundia para garantizar que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance”.
AP