La piel se convirtió en el mejor lienzo para el artista venezolano radicado en Suecia, quien graba permanentemente sus diseños realistas y surrealistas en los apasionados del tatuaje
Para Ember el arte es «interpretación», así lo entendió desde sus inicios. «Es partir de la realidad, comprender y crear una nueva forma de manifestación».
Alcanzar el profesionalismo le tomó muchos años. No en vano, es todo un experto de la tinta. Se ha paseado por los estudios más emblemáticos como «Aika» (Caracas), «La Barbería Tattoo» (Panamá), «Shangri-La (Chile), «Stattos» (Costa Rica), hasta llegar a «Västerorts Bläck Tattoo», espacio donde labora hoy día y está ubicado en la capital sueca, Estocolmo.
La obsesión por la perfección del arte que ofrece es lo que precisamente lo llevó a darle otro rumbo al tema de los tatuajes. «No se trata de una raya en el cuerpo. Es una pintura planificada, pensada, con un significado para quien decide hacérselo». Y es que la evolución del arte corporal trajo consigo la autenticidad en la industria. Ahora, no se trata de «copiar» un boceto de una revista o una imagen de Internet, sino que el artista personaliza las ideas que va a plasmar, para obtener un resultado que sobresalga entre los demás.
Ir hacia otras naciones sigue siendo una de las tantas metas del mirandino; lo amerita el crecimiento artístico dentro del medio. Además del profesionalismo con el que se ha destacado, su humildad le recuerda de dónde viene y hasta dónde quiere llegar.
Si bien es cierto, no tiene un destino final, sino sueños que van más allá de los límites. «Busco la manera de mejorar, de superarme. Siempre hay algo nuevo que aprender en esta industria. Me siento contento por lo que he logrado, por proponerme salir adelante y no conformarme con poco», expresó desde Suecia.
Nota de prensa: Geraldine González Longet