El especialista del área penal y miembro del Movimiento Vinotinto, denunció inicialmente a través de las redes sociales, la existencia de hechos “de corrupción” o “irregulares” en alguno de esos tribunales penales del estado Lara, con sede en el Edificio Nacional, de Barquisimeto.
Posteriormente, en contacto telefónico que con El Informador Venezuela, confirmó que sus denuncias no vienen de un cuento que le hayan contado, «sino porque a mí mismo me ocurrió”.
Advirtió que varios abogados están acopiando la ocurrencia de este tipo de situaciones, no solamente en Barquisimeto o en toda la entidad, sino también en varias partes del país por cuanto en los próximos días harán una denuncia pública desde Caracas.
Acopiando detalles
Por estar en fase de recopilación de pruebas, declinó abundar en detalles, pero adelantó que es bueno que se sepa que los jueces, llámense especiales de violencia, o de otra área penal, no pueden condenar a los abogados a pagar costos y costas, porque resulta que, en materia penal, la ley es muy clara, y es que la justicia penal es absolutamente gratuita.
–Entonces, ¿Cómo puede calificarse un hecho cuando, de algún tribunal de esa rama, se le exija eso a un bogado en un caso de juicio penal?
Cuando otra vez le solicitamos mayores detalles al respecto, Ramos se abstuvo, “por la razones que antes te indiqué”, dijo, reiterando que lo denunciado ha sido una vivencia propia.
Excepción
El también dirigente regional de UNT, aclaró que solamente puede haber un excepción, “si al caso vamos”, como lo es cuando hay una querella judicial de acción eminentemente privada.
–Entonces, en un caso de éstos, la parte que pierde el juicio es condenada a pagar los costos y costas originados de esa acción privada.
¿Tiene usted conocimiento de que haya habido otra situación “irregular” o “de corrupción” como la que le ocurrió a usted?
–En este momento no tengo conocimiento, pero si me ocurrió a mí, no tiene nada de raro que le haya sucedido a otro, o a otros abogados, y de ser así, los colegas afectados deben denunciarlo.
Reinaldo Gómez
Gráfica: Archivo