Jesús Salazar, general de brigada (Ej) y jefe saliente de la ZODI Lara, desestima las burlas hacia la milicia nacional bolivariana y asegura que está preparada para dar batalla. Sobre él se especula que podría ocupar otros cargos, incluso civiles. Ni lo afirma ni lo niega.
© Ivar Colmenares Trujillo / FOTOS: Ángel Zambrano
La milicia larense es una de las más activas del país. La integran 130 mil personas quienes, explica Jesús Rafael Salazar Velásquez, están adiestradas para operar, bajo estrategias marciales, misiles rusos de alta tecnología.
Lo que Chávez llamó la «nueva geometría del poder», acota el alto funcionario castrense, es lo que ha hecho posible adiestrar militarmente a las comunidades aprovechando las diversas plataformas de organización comunal creadas por el chavismo.
En este país de divisiones, lo anterior resulta una ofensa para unos, un orgullo para otros y una burla para algunos. Para esos últimos, el otrora jefe de la Guardia de Honor Presidencial, aunque no lo dice porque cuida al detalle sus expresiones, parece dedicarles la mirada de quien advierte: no juzgues si no conoces.
Desde 2018 y hasta finales de junio de 2019 dirigió la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI) Nº 13, correspondiente al estado Lara, entidad que es estratégica -dice- en el contexto de un eventual conflicto bélico. Es la puerta de entrada a la frontera noroccidental del país y clave para Zulia y Falcón, en razón de lo cual conforma con ambos, la Región Estratégica de Defensa Integral (REDI) Occidental.
Salazar Velásquez dedica al estado crepuscular más detalles que al suyo. El sucrense declara alta afinidad con Lara y al ser consultado sobre si fue o no «casualidad» su designación como jefe militar aquí, lo niega y corona con su condición de «general de Chávez», en razón de lo cual está apto y dispuesto para lo que se le necesite. Diplomáticamente, logra alejarse del tema.
General civil
El ahora Mayor del Ejército habla con fluidez sobre temas como Donald Trump y las relaciones internacionales de la nación. Por cierto, aclara que el jefe de la diplomacia venezolana es Maduro, y Arreaza el vocero. Hay que usar los términos con propiedad, recomienda.
Acusa a Henri Falcón de haber tenido una gestión «desarrollista» y no humana, y asegura que durante su mandato y en un contexto de conspiración, Leopoldo López y Henrique Capriles tuvieron hasta casa en Barquisimeto.
Su discurso se mueve de lo civil a lo militar con una facilidad que no pasa desapercibida, por lo que al estar ahora a disposición del Ejecutivo nacional, la pregunta apunta a saber si existe la posibilidad de que asuma un cargo civil, ya sea en el gobierno nacional o regional.
—»Los generales son hombres de Estado (…) están llamados a contribuir con la formación del criterio ciudadano», contesta con una parsimonia tan insondable que logra disimular la falta de precisión de la respuesta.
Seguramente el tiempo responderá, en su momento, con más claridad, esa con la que se ha visto el rápido ascenso del general Salazar Velásquez durante la gestión de Nicolás Maduro. Entre 2013 y 2015 fue líder en la Guardia de Honor Presidencial (GHP). A finales de 2015 sustituyó a la actual gobernadora de Lara, Carmen Meléndez, en el ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno.
Egresó con honores de la Academia Militar y su cercanía con Casa Militar lo ha hecho un funcionario notorio. De él escribió la periodista Sebastiana Barráez, asegurando que el ascenso otorgado por Maduro en 2014 «fue una violación al artículo 99 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada, referido al tiempo mínimo de permanencia en cada grado (…)». Ese año fue cuando asumió la comandancia de la GHP y fue condecorado con la barra de honor al mérito del Sebin.
¿Dirá Barráez algo sobre su reciente nuevo ascenso?
¿Volverán los 50 y pico?
El código protocolar de Salazar dosifica las declaraciones diplomáticas y políticas con la tradicional actitud inexpugnable del militar. En el contexto de una entrevista periodística, una fórmula válida considerando que para él hay medios que atacan a la FANB.
Pero no es menos cierto que pueda ser también un estilo personal. En todo caso, en esa onda dice que espera un cambio en la estrategia de Trump «contra Venezuela», pero fustiga a grandes intereses económicos radicados en el estado de Florida (EEUU) que atacan al país.
Celebra que Alemania haya retomado las relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro y confía en que esos más de 50 países que reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, harán lo propio. Pero asegura que siguen existiendo planes conspirativos contra el líder chavista.
Sobre ese escenario, donde en apariencia el juego está trancado, la posibilidad bélica vuelve a surgir -dicen algunos que también en apariencia- y el Mayor General aprovecha para detallar que los milicianos de todo el país siguen adiestrándose y hasta llenarán plazas vacantes donde sea necesario.
En esa preparación están involucrados todos los niveles de gobierno en tanto se trata de una acción cívico-militar que divide y organiza el territorio en la más mínima área (un barrio) para la defensa.
En el caso particular de Lara, a cuyos milicianos califica de gallardos, leales y humildes, revela que la estrategia defensiva consiste en la movilización de «infantería mecanizada con protección blindada y fuego», lo que en mundano significa despliegue de tanques que disparan cohetes.
El tiempo lo dirá
Él dice tener fe en que quienes hoy atacan al país, bajen la guardia, pero tampoco espera mucho. En que el Gobierno de EEUU cambie, pero entiende que el actual puede ganar otra vez. El tiempo lo dirá.
Y a propósito de cambios y tiempo, en los corrillos locales se espera que éste hable y cuente pronto cuáles serán sus nuevas tras su ascenso militar. ¿Será ministro nuevamente, o quizá gobernador encargado? Tic tac, tic tac.
La ZODI Lara ha quedado a cargo de otro militar oriental, el General de Brigada (Ej) José Santiago Moreno Martínez, quien viene de dirigir la ZODI Barinas y otros importantes comandos.