MI DESIDERATA.
PARTE IV
A los apreciados lectores que han concatenado estos últimos artículos, les recuerdo que, tan sólo quiero relatarles el juicio que hago de mí mismo en la forma más ecuánime que he podido, admitiendo que puede tener mucha parcialización, no es fácil reconocer nuestros errores y supongo, que se le hace más difícil a quien, como yo, ha sido eterno rebelde consigo mismo…
Viene de DESIDERATA Parte III…
Continúa Kalil Jalil Gibran diciendo sobre EL TRABAJO:
… ¡El trabajo es el amor hecho visible!
Y si no puedes trabajar con amor sino sólo con repugnancia, es mejor que te vayas de tu trabajo y te sientes en la puerta del templo y consigas limosna de aquellos que trabajan con alegría.
Porque si cueces pan con indiferencia, cueces un pan amargo que satisface sólo la mitad del hambre.
Y si lamentas aplastar las uvas, tu lamento destila un veneno en el vino.
Y aunque cantes como los ángeles, pero no amas el cantar, amortiguas el oído de la gente contra las voces del día y las voces de la noche.
Fin de la cita.
Teniendo el criterio de que la política es una de las más dignas profesiones u oficios, me niego a que se me tilde de político, más aún, teniendo pleno conocimiento de la existencia de “politiqueros” que desvirtúan la actitud insigne de quien lucha por el prójimo; tal vez de manera irrespetuosa, en este caso (la de los politiqueros) me niego aceptar la etimología de la palabra tomando como referencia la expresión popular que expresa:
“No es lo mismo ser un pobre hombre… que un hombre pobre.”
Las mismas palabras transmiten significados completamente diferentes.
A sabiendas de que es incongruente, pido perdón a Dios si blasfemo, pero la Biblia dice que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, pero a nuestro propio albedrio y, el mío es que no acepto que se me tilde de ser político…
He tratado de no ser imprudente al arriesgar mis posesiones, no he expuesto la estabilidad económica de mis seres queridos. Cuando me ha tocado comenzar de nuevo lo he hecho sin justificar mis limitaciones…
La voluntad forjada en el aprendizaje cotidiano, en la ruda realidad de los tiempos que vivimos, me hace mantener en alerta el pensamiento y lo físico tirante, listos para emplearlos en el momento oportuno; porque cuando algo me hace flaquear la voluntad me ordena…
¡Adelante!
Entre las turbas he dado abrigo a lo aprendido a través de mis vivencias, y las heridas ocasionadas por algún amigo o enemigo, las he tomado como experiencias sin permitir rencores en mi corazón. He mediado con presidentes y cenado con mendigos. Creo que más que pretender ser bondadoso “intento” ser justo en mis acciones, creo que…
Soy… Yo mismo.
Puedo aseverar que nunca he fingido amor, afecto, cariño o aprecio.
Jamás he sido cínico en ese sentimiento sublime en donde se crea la vida… ¡El amor!
He predicado que el amor nace, crece, y desaparece por sí mismo. Me apego, cada día más, a las palabras de Khalil Jalil Gibran y, lo considero, de la vida…
¡Mi recompensa!
¡Sí!… He amado y amo intensamente…
Doy gracias a Dios por la familia que me acoge, sé que es la base de la sociedad. A cada instante agradezco al Todopoderoso por mis progenitores… “Por mi padre”, el gran amor de mi vida. “Mi madre,” la más férrea dama con quien he compartido. “Mi hermana Altaír,” la bondad hecha realidad, personalizada en una dama con principios y valores intachables, tiene el corazón más grande que la catedral de Notre Dame…
Nancy, la compañera de infortunios y organizadora de alegrías.
Tengo hijos… son tal cual y como los pedí al Creador. Les di las alas y les enseñé a volar… ¡Son autónomos!
Ramón Antonio y María Beatriz, mis hijos… ¡La Mayor Razón de mi Vida!
Al Padre eterno agradezco inmensamente por todo cuanto tengo y le pido perdón por las veces que lo he lacerado con mis errores…
Aprecio grandemente el consejo de los años y acato las limitaciones que me imponen; enaltezco la magnificencia de las partes que me mantienen joven. Me he sometido a algunos entrenamientos espirituales con la finalidad de protegerme ante el infortunio repentino sin afligirme ante oscuros pensamientos…
Personalizando palabras de Nelson Mandela, les digo:
“… La amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará
¡Sin miedos!
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigo sea vuestra sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.”
CONTINUARÁ…