El ejército de Israel anunció el viernes que destituyó a dos oficiales y amonestó a otros tres por su implicación en los ataques con aviones no tripulados que mataron a siete trabajadores humanitarios que participaban en una misión de reparto de alimentos en Gaza, alegando que habían manejado mal información crítica y que violaron las reglas de combate del ejército.
Las conclusiones de la investigación de un general retirado sobre los asesinatos del lunes suponen una embarazosa admisión por parte de Israel, que se enfrenta a crecientes acusaciones de sus aliados clave, incluyendo Estados Unidos, de no hacer lo suficiente para proteger a los civiles de su guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
Es posible que los hallazgos renueven el escepticismo sobre la toma de decisiones del ejército israelí. Palestinos, grupos de ayuda y organizaciones de derechos humanos han acusado repetidamente a las fuerzas israelíes de disparar de forma imprudente contra civiles durante todo el conflicto, algo que Israel niega.
“Es una tragedia», reconoció el vocero del ejército, el contraalmirante Daniel Hagari, ante reporteros. “Es un suceso grave del que somos responsables, que no debería haber ocurrido y que nos aseguraremos de que no vuelva a suceder».
Ante la creciente presión sobre Israel para que asuma responsabilidades, Hagari y otros funcionarios compartieron el jueves en la noche con reporteros los resultados de la investigación.
La celeridad con la que se llevó a cabo la pesquisa y las rápidas sanciones a cinco oficiales de alto rango son extremadamente inusuales. Las investigaciones por supuestas irregularidades cometidas por soldados y comandantes suelen ser lentas y, en la mayoría de los casos, terminan sin que se presenten cargos. Los activistas de derechos humanos llevan mucho tiempo reclamando que las fuerzas israelíes operan en un clima de impunidad, una acusación que el ejército rechaza.
No estaba claro si los castigos y las disculpas calmarían las quejas internacionales por la muerte de los cooperantes de la ONG World Central Kitchen o si tranquilizarían a los grupos de ayuda internacionales sobre la seguridad de reanudar sus operaciones en Gaza, donde un tercio de la población está al borde de la hambruna.
La organización benéfica calificó la pesquisa y las medidas disciplinarias de “importantes pasos adelante”.
“Sin embargo, queda claro también a partir de su investigación preliminar que las FDI han desplegado una fuerza letal sin tener en cuenta sus propios protocolos, su cadena de mando y sus reglas de combate”, apuntó la ONG en un comunicado. “Sin un cambio sistemático, habrá más errores militares, más disculpas y más familias en duelo”.
Según lo que, de acuerdo con los voceros, son las normas del ejército israelí, los objetivos deben ser identificados visualmente como amenazas por múltiples motivos antes de lanzar un ataque. Pero la investigación determinó que un coronel había autorizado una serie de letales ataques con drones sobre el convoy en base a la observación de un comandante — a partir de imágenes granuladas de cámaras de aviones no tripulados — de que alguien en la caravana iba armado. Esa observación resultó no ser cierta, apuntaron los funcionarios militares.
El ejército indicó que el coronel y el comandante fueron destituidos y que otros tres oficiales fueron amonestados. Los resultados de la investigación fueron entregados al abogado general del ejército, que decidirá si los oficiales o cualquier otra personas implicada en el incidente deben ser castigados o procesados judicialmente.
“El ataque a los vehículos de ayuda es un grave error derivado de un fallo grave debido a una identificación errónea, a errores en la toma de decisiones y a un ataque contrario a los Procedimientos Operativos Estándar», dijo el ejército en el comunicado que acompañó a las conclusiones.
La muerte de los trabajadores humanitarios fue condenada por los aliados más próximos a Israel y renovó las críticas sobre su conducta en los casi seis meses de guerra con Hamás.
Entre los cooperantes humanitarios muertos había tres ciudadanos británicos, un polaco, una australiana y una persona con doble nacionalidad canadiense y estadounidenses. Todos trabajaban para World Central Kitchen, la organización benéfica internacional fundada por el cocinero español José Andrés. Su conductor palestino también falleció en el ataque.
La investigación detectó dos áreas principales de irregularidades.
Las conclusiones culparon a los oficiales por no leer los mensajes que avisaban a las tropas de los trabajadores de la ONG se desplazarían desde el almacén donde se distribuía la ayuda en autos, no camiones. Como consecuencia de ello, los vehículos atacados fueron identificados erróneamente como transportes de insurgentes.
El ejército culpó también al comandante que identificó el objetivo del ataque y al coronel que aprobó la operación por actuar sin tener información suficiente.
Según el ejército, la orden se dio luego de que uno de los pasajeros de un auto fuese identificado como un pistolero, y añadió que las tropas sospecharon porque se había avistado a un hombre armado en el techo de uno de los camiones de reparto que se dirigieron al almacén.
El ejército mostró a reporteros imágenes de un pistolero disparando su arma desde lo alto de uno de los camiones. The Associated Press no pudo verificar el video de forma independiente.
Tras dejar la ayuda en un almacén, un oficial creyó haber visto a un hombre armado en uno de los autos. Es posible que el pasajero llevase simplemente una bolsa, añadió.
De acuerdo con el relato el ejército, en un primer momento se atacó uno de los coches. Cuando los ocupantes se refugiaron en un segundo vehículo, éste también fue atacado. Y lo mismo ocurrió cuando los sobrevivientes subieron al tercero. Los oficiales afirmaron que los operadores de los drones no pudieron ver que los autos estaban marcados con las palabras “World Central Kitchen” porque era de noche.
El ejército no pudo decir exactamente donde se rompió la comunicación acerca de los planes del convoy. Y tampoco respondió a preguntas sobre si se habían producido violaciones similares de los protocolos de actuación durante su ofensiva en Gaza.
Desde el inicio de la guerra han muerto más de 220 trabajadores humanitarios, según Naciones Unidas.