El exdirector del Sebin Manuel Cristopher Figuera, rebelado contra Nicolás Maduro el 30 de abril y partícipe de los eventos ocurridos que condujeron a la liberación de Leopoldo López, está en Washington brindando más detalles sobre cómo funcionaría el aparato de inteligencia de la administración chavista.
En conversación con la agencia AP, afirma que cuando Nicolás Maduro comenzó a solicitarle que se encargara del trabajo sucio -encarcelar a opositores y víctimas de tortura, según declaró- el oficial de inteligencia entrenado en Cuba y Bielorrusia comenzó a perder la fe. En abril pasado, el general de 55 años traicionó al líder con el que se reunía casi a diario y en secreto planificó un fallido alzamiento militar que -asegura- estuvo increíblemente cerca de derrocar a Maduro.
Figuera, relata detalles de lo que describió como órdenes directas de Maduro para cometer abusos, incluyendo detenciones arbitrarias y siembra de evidencias para inculpar a opositores. Primero como subdirector de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y luego director del temido Servicio de Inteligencia Bolivariana (Sebin), dijo haber presenciado y jugado un papel en la consumación de abusos, tales como constatar indicios muy probables de torturas practicadas por terceros a varios prisioneros y no haber evitado la detención de Luis Carlos Díaz, un prominente periodista.
No obstante, el general aseveró que la orden más arbitraria fue la de perturbar el entorno íntimo de Juan Guaidó para quebrar la moral del líder opositor.
Inicialmente, dijo, Maduro quería arrestar a la madre de Guaidó. Cuando Cristopher Figuera le comentó que padecía cáncer entonces pensaron en Roberto Marrero, un estrecho colaborador de Guaidó arrestado desde marzo por presuntamente encabezar una “célula terrorista” dedicada a perpetrar asesinatos.
“¿Qué hago para meterlo preso?”, recordó el general haber preguntado a Maduro durante una tensa reunión celebrada en Fuerte Tiuna menos de 72 horas antes de la detención de Marrero. “Me dijo: ‘Eso no es mi problema. Mételo preso, siémbrale armas. Ve qué hacesâ”.
Cristopher Figuera sugirió pedirle armas al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, pero Maduro le ordenó acudir a otro general al que pidió a la AP no identificar por nombre para proteger su seguridad. “Así se hizo”, dijo el venezolano. “Se hizo un equipo multidisciplinario, (ese general) sembró las armas, facilitó ese procedimiento y después yo desde la dirección del SEBIN, se hizo la aprehensión”
La información de Figuera coincide con las afirmaciones de Iván Simonóvis a propósito de la supuesta siembra de armas en casa de Roberto Marrero durante su detención en Caracas.
Por otra parte, el general indicó que alrededor de 15 cubanos conforman el anillo de seguridad de Maduro, incluyendo algunos dedicados a evitar que sufra envenenamiento, pero señaló que la cooperación de los cubanos en las labores de inteligencia se limita a planificación y entrenamiento. “La oposición no tiene la información adecuada”, dijo. “Ellos tienen un estigma y un rechazo hacia los cubanos”.
Ahora, está en Washington para buscar ayuda del mismo “imperio” estadounidense al que había aprendido a odiar para investigar actos de corrupción y violaciones de derechos humanos. “Yo estoy como el soldado que iza la bandera al revés, que es una señal de auxilio universal”, dijo el general a The Associated Press. “Mi misión es buscar auxilio para que me ayuden a liberar a mi país de la desgracia que está viviendo”, reseña Entorno Inteligente.
El martes se reunió con el enviado especial estadounidense para Venezuela, Elliott Abrams. Queda por ver si Cristopher Figuera aún ejerce influencia dentro de la estructura gubernamental y si puede reunir evidencias para sustentar sus denuncias.