El profesor Dalí Álvarez, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Venezuela, Seccional Lara, se pronunció de maneta contundente contra la oferta del presidente de la república, Nicolás Maduro, de entregar útiles escolares “adornados con una figura suya llamada Superbigote”.
–Eso no sino una vulgar y grotesca copia del Superman al que ellos –estos seudorrevolucionarios de pacotilla–, tanto han criticado por ser una figura, un personaje –afirmaban—, hecho a la medida del imperialismo norteamericano y símbolo del sometimiento de los pueblos”.
–Entonces, ¿En qué quedamos, presidente Maduro? ¿Cuál es esa posición antimperialista que ustedes tanto pregonaban? ¿O es que en ustedes lo que se da es simplemente que una cosa es la que dicen, y otra la que hacen? Puro bla-bla-bla, pues.
Calzado
Por otra parte, fue igualmente contundente Álvarez contra la también oferta del primer mandatario nacional, en el sentido de ofrecer a los docentes calzado y bolsos, supuestamente a precios muy accesibles.
—Por cierto –resaltó—, una medida sin planificación alguna, y mucho menos sin siquiera haber por lo menos pulsado la opinión de gremios, sindicatos y federaciones magisteriales.
Quiso aclarar el dirigente que “nosotros no criticamos en absoluto a aquellos colegas que opten por tal ofrecimiento, porque, al fin y al cabo, esos productos –calzado y bolsos— son elaborados con dinero de los venezolanos, y no de Nicolás Maduro”.
–Los educadores venezolanos lo que necesitamos es salario digno y cumplimiento de lo que se halla establecido en nuestra contratación colectiva y condiciones mínimas necesarias para nuestra incorporación al proceso de clases presenciales.
–Y, subsecuentemente –añadió–, necesitamos también el pago de la enorme deuda que el gobierno mantiene para con nosotros.
–Si todo eso llegase a ocurrir, entonces nosotros los docentes no tendríamos que estar esperando dádivas ni del gobierno ni de nadie, sino que, al igual a como hace dos décadas atrás, podríamos entonces comprarnos el calzado y el de nuestras familias al gusto de cada uno de sus integrantes.
Reinaldo Gómez