Una ceiba fue destruida frente al comedor de la Villa Bolivariana de Barquisimeto. Un inmenso árbol que los residentes del edificio Sotavento 2 creían que lo podaban, pero luego se dieron cuenta que más bien lo exterminaban.
Algunos vecinos del lugar trataron de investigar y preguntaron por qué hacían eso, para recibir como respuesta que las raíces obstruían las tuberías de la Villa e impedían el flujo regular del agua.
Las personas intentaban indagar de dónde salió la orden, para cometer este crimen ambiental en una urbanización, cuando lo ideal era la de abrir una canal y dejar un espacio para comenzar a limpiar las raíces del árbol, a fin de evitar el daño de tuberías, aceras, edificios y viviendas.
Semanas atrás ocurrió algo similar frente a la Gobernación del estado Lara. Una caoba igual fue destruida, sin que las autoridades del ambiente se pronunciaran ante un hecho inusual y en perjuicio de los recursos naturales en la entidad centroccidental.
Dijeron que para la tala árboles es necesario un permiso especial, a propósito de poder actuar en su exterminación. Ninguno de los entes autorizados han ordenado la destrucción de ceibas y caobas en urbanismos de la región de los crepúsculos.
De todas formas, las personas insistían en que al menos el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas debieron tener conocimiento de este ecocidio, que define la destrucción del medio ambiente natural, y constituye un crimen irreversible para el ecosistema, al extremo que no es capaz de regenerarse.
Muchos conservacionistas se llevaron las manos a la cabeza y solicitaron una exhaustiva investigación sobre estos atropellos, que causan sorpresa y alarma en la población larense ante la irresponsabilidad y el vandalismo que estas circunstancias conllevan.
Antonio José Seijas
Fotos: Cortesía de los vecinos/Alrededores de Villa Bolivariana