Hasta nuestras oficinas de redacción, se acercó un ciudadano que dijo llamarse Ramón Antonio Yánez, de 39 años de edad, domiciliado en Barquisimeto, el que dijo tener una familia integrada por su mujer y tres pequeños niños, un varón y dos hembras, y quien, actualmente –dijo- labora por su cuenta, “haciendo algunas cosas por ahí, pues soy un humilde campesino que no sé leer ni escribir”.
Indicó Yánez que el motivo de su presencia en esta redacción fue el de denunciar lo que calificó de “el brutal atropello policial” del que fue víctima hace ocho años en la localidad de Santa Inés, Municipio Urdaneta del Estado Lara, y del que todavía no se les ha aplicado justicia a los funcionarios policiales involucrados en el hecho, a los que identificó solamente como Joan, Hember, Morillo y el “Car´e Caballo”.
Recordando un poco lo acontecido, explicó el denunciante que tal hecho ocurrió, como antes lo indicó, hace ocho años, en un día y mes que no recuerda, a eso de las 10:00 de la noche.
-Yo visitaba –precisó- a algunos familiares que tengo allá en Santa Inés, y me estaba comiendo unos perros calientes –dijo— en una venta callejera de comida, cuando, de pronto, me llegaron cuatro policías estadales allí destacados que me solicitaron les mostrase la cédula de identidad, pero, como tan importante documento se me había extraviado, no pude mostrárselas, por supuesto, ante lo cual, de una vez, me cayeron a golpes y a patadas los cuatro, me tiraron al suelo y allí siguieron golpeándome y pateándome.
Al calabozo
-Así, ya bastante lesionado y todo –añadió-, me llevaron para el calabozo de la policía de Santa Inés, en donde me siguieron golpeando igual, hasta que lograron reventarme las “tripas”, tras lo cual perdí el conocimiento.
-Desperté como a las 7:00 de la mañana del día siguiente, y noté que me encontraba en el CDI de allí, y el doctor me dijo que yo estaba ahí por un dolor, pero le dije que me habían golpeado sin consideración alguna, y que me encontraba vomitando sangre.
-Por fortuna, algunos conocidos que pasaron por el CDI vieron cómo estaba yo allá, y avisaron a mis familiares en Santa Inés, quienes entonces me sacaron de allí para el hospital de la misma localidad, en donde un doctor de apellido Colmenárez verificó que yo estaba “reventado”, y entonces él mismo me refirió a Barquisimeto ese mismo día.
Explicó que, en el Hospital Central “Antonio María Pineda”, en donde lo recluyeron, lo pasaron de inmediato a pabellón, en donde fue sometido una intervención quirúrgica de urgencia, “luego de lo cual estuve 15 días asignado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)”.
19 operaciones
-En total, estuve cuatro meses en el hospital, lapso durante el cual me practicaron 19 intervenciones quirúrgica, tal sería la gravedad de mis lesiones, y terminaron por colocarme una colostomía (bolsa plástica adherida al tórax y conectada con el intestino), la que todavía uso desde hace ocho años, por cuanto no he tenido cómo hacerme la operación para adherirme el colon con el recto.
-Pero lo que más molesta y que más rabia da –prosiguió- es que ninguno de los tales funcionarios policiales, si bien fueron suspendidos a raíz de este atropello, resulta que, hasta ahora, no han recibido el castigo que merecen, y andan tranquilamente por ahí, como si no hubieran hecho nada, y, de paso, mantienen unas constantes amenazas hacia mí a través de algunos mensajeros que me envían, amenazas que tiene por objeto el que yo no siga moviendo este caso
-Y todo eso me ha traído muchas dificultades para conseguir trabajo y mantener mi hogar, por cuanto dichos funcionarios me dejaron casi inútil.
Reinaldo Gómez