En declaraciones en rueda de prensa, el fiscal general Tarek William Saab informó que la muerte del dirigente político oficialista, Carlos Lanz puede considerarse “el cangrejo de la década”.
Saab detalló que el 8-Ago, Lanz fue desaparecido, ejecutado con dos disparos en la sien, desmembrado y sus restos lanzados a una cochinera para ser devorados por nueve animales que allí reposan.
Explicó que en las investigaciones participaron funcionarios del Goes, del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), además de seis fiscales designados por el Ministerio Público.
Hasta ahora, entre autores intelectuales y materiales reportó 12 detenciones, los cuales expresaban «tener la coartada perfecta para el crimen perfecto«, pero el fiscal no descarta que existan más imputados por el «hecho aterrador».
«Nosotros como Ministerio Público, siempre sostuvimos que la salida de Carlos Lanz de su vivienda fue voluntaria, porque no había elementos de interés criminalística. Él salió de su casa cerró la puerta e iba armado» dijo el fiscal y señaló que por esa razón las investigaciones tardaron dos años.
Saab explica que el día de la desaparición «la esposa informó que salió de su vivienda a las 8:30 a.m. y dejó al profesor durmiendo. A las 11:30 a.m. aproximadamente, la hija, salió de su habitación y se percató de que su padre no estaba”.
Pero este año, un nuevo hallazgo «llamó la atención del MP«, siendo la trabajadora doméstica identificada como Maryori Acevedo, quien laboró durante más de 20 años en la casa familiar, pero fue despedida siete días antes del crimen, siendo esta quien informó sobre las infidelidades y malos tratos de Mayi Cumare a Carlos Lanz.
El fiscal describió a Cumare como una persona con rasgos de sociopatía y con trastorno de límite de personalidad fronteriza, señalándola como alguien «capaz de todo«, por lo que al investigar su entorno lograron detener a presuntos implicados, entre esos un proveedor y testaferro de la mujer, identificado como Tito Viloria.
Se conoció que Viloria, quien es propietario de la finca ‘La Fortaleza’ en Cojedes fue el encargado de sacar a Lanz de su vivienda bajo engaños, con la excusa de reunirse con unos milicianos.
Trascendió que la cónyuge le pagó ocho mil dólares a uno de sus amantes, identificado como Glen Castellanos, para cometer el crimen, por lo que este pagó cinco mil dólares a un pran de Tocoron para que le facilitara dos sicarios, el resto del dinero quedó en su poder.
Se conoció que el día del crimen Carlos y Tito se desplazaban en un vehículo, que era seguido por los antisociales, “pero en una especie de caravana de la muerte”, la esposa y su amante, iban detrás de los sicarios, así lo señaló Saab.
En el camino el carro donde iba Lanz fue interceptado por los sujetos, quienes portando armas lo bajaron del carro y lo subieron a la camioneta donde ellos se desplazaban, seguidamente fue llevado hasta la finca.
Una vez allí lo sentaron en un bloque por horas para posteriormente ser asesinado de dos disparos en la sien derecha dejando rastros de sangre y masa encefálica en una fosa cercana, rastros que fueron percibidos por unos caninos durante la investigación.
Los delincuentes en conjunto con el capataz del lugar, quien es de nacionalidad colombiana y quien está detenido, desmembraron el cadáver y lo lanzaron a una cochinera, donde fue devorado por nueve animales que allí reposaban.