El estadio Ennio Tardini de Parma se convirtió en la primera instalación de los clubes de la Serie A en abrir sus puertas a los aficionados después de que la pandemia de la COVID-19 interrumpiera el campeonato y que en la reanudación del torneo se tuviera que jugar a puerta cerrada.
En total, fueron mil los aficionados que pudieron asistir este domingo al encuentro amistoso entre el Parma y el Empoli. El Tardini se abrió siete meses después de que el 9 de febrero, con el Lazio como visitante, pudieran asistir aficionados.
El acceso se produjo con todas las medidas de seguridad sanitarias establecidas por las autoridades. El Parma encontró la aprobación de esta ‘prueba’ por parte del comité de orden público y de la seguridad de la Prefectura así como del grupo operativo de seguridad de la Jefatura de Policía local.
Los asistentes se dividieron en partes iguales en dos sectores diferentes, la tribuna Petitot y la Curva Norte. Las entradas eran nominativas y se compraron por internet. El precio osciló entre los cinco y los diez euros. Cada una asignaba un asiento que debía ser ocupado por el titular.
Comprobaron la temperatura de cada aficionado. En el caso de ser superior a 37,5 grados impedían el acceso, y obligaban al uso de la mascarilla, así como prohibir los movimientos por la grada. Para el uso de los baños hubo un control con personal de vigilancia y el servicio de bar estuvo activo dentro de la normativa vigente.
E. De Sousa con información de Voz de Galicia