Liz Truss asumió como primera ministra del Reino Unido el martes para afrontar la enorme tarea en medio de presiones crecientes para detener el aumento desenfrenado de los precios, aliviar el malestar laboral y reparar un sistema nacional de salud agobiado por largas listas de espera y escasez de personal.
Al tope de los retos se encuentra la crisis energética provocada por la invasión rusa a Ucrania, que amenaza con elevar las facturas de energía a niveles inasequibles, lo que provocará el cierre de negocios y dejará a los más pobres tiritando de frío en sus casas sin calefacción.
Truss se negó a revelar su estrategia energética durante la campaña para suceder a Boris Johnson. Su plan, que daría a conocer el jueves, consistiría en poner topes a las facturas de energía a un costo para los contribuyentes de 100.000 millones de libras (116.000 millones de dólares), informó la prensa británica el martes.
“La crisis del costo de la vida en Inglaterra es realmente grave en este momento”, dijo la agente policial Rebecca Macdougal”, de 55 años. “Ella hace muchas promesas, dice que va a cumplir, cumplir, cumplir. Pero en las próximas semanas esperamos conocer algunos anuncios que ayudarán a la persona trabajadora común”.
Truss asumió el martes en el castillo de Balmoral, en Escocia, donde la reina Isabel II le pidió formalmente que forme un nuevo gobierno, en una ceremonia cuidadosamente coreografiada de acuerdo con siglos de tradición. Johnson, quien anunció su intención de renunciar hace dos meses, lo hizo formalmente poco antes, también en una audiencia con la reina.
Por primera vez en los 70 años de reinado de Isabel, la trasmisión del mando se realizó en Balmoral en lugar del Palacio de Buckingham en Londres. La ceremonia se realizó en Escocia porque la reina de 96 años tiene problemas para trasladarse, lo que obliga a los funcionarios de palacio a adecuar los planes de viaje día a día.
Fuente: AP