El 20 de marzo de 2020 es una fecha clave para la Organización de Estados Americanos (OEA) porque se elige su nueva autoridad principal. En 71 años de existencia, una mujer podría ser la presidenta.
Las ideologías están enfrentadas. El uruguayo Luis Almagro busca la reelección, apoyado por EEUU, pero compite con dos diplomáticos que pugnan por una gestión que encuentre y no enfrente al continente.
La ecuatoriana María Fernanda Espinosa (55) y el peruano Hugo de Zela (68) son diplomáticos cuya dilatada y reconocida trayectoria sea, muy probablemente, la base epistémica para defender el diálogo como herramienta de gestión continental.
Espinosa presidió la Asamblea General de la ONU, fue dos veces canciller y también ministra de Defensa y de Patrimonio de Rafael Correa. Estima que “la OEA no ha sido eficaz” para resolver los problemas de la región.
Coincide con de Zela, vicecanciller, jefe del Servicio Diplomático peruano, embajador en Argentina, Brasil y actualmente en EEUU, quien considera que la organización ha perdido el papel de foro de concertación para que los países de la región puedan hallar soluciones a sus problemas.
Además, acusa que actualmente no son los países miembros quienes fijan los objetivos de la organización, y que deben atenderse otros temas importantes para el continente como la violencia y la polarización excesiva. «Hay que establecer más puntos de encuentro«, dice.
La ecuatoriana usa el mismo término: polarización y se queja también de la creciente incapacidad de dialogar, lo cual para nada contribuye a resolver conflictos.
El conflicto Venezuela
A Espinosa la etiquetan como la candidata de la ALBA. De Sela, por el contrario, viene del gobierno de Martín Vizcarra, adverso a Nicolás Maduro, pero ambos sostienen en que la solución para Venezuela no es otra que el diálogo.
Espinosa, quien hasta septiembre estuvo en ONU, se jacta de haber «probado» que se puede ser puente de diálogo para facilitar con efectividad la resolución de un conflicto.
El embajador peruano en EEUU, por su parte, defiende que una solución para Venezuela no debe ser impuesta, sino que debe surgir en el mismo país.
El papel de un organismo como la OEA debería ser el de promover las condiciones para así sea, y una de ellas es fomentar que todas las voces sean escuchadas.
Ambos rechazan el uso de la fuerza, porque eso provocaría más muertes y violencia, y concluyen que el pueblo venezolano debe expresarse y elegir a quién quieren ellos que gobierne su destino.
Se trata, evidentemente, de una posición opuesta a la de Luis Almagro, para quien el diálogo no es una opción válida con Nicolás Maduro, a quien llama “dictador con todas las de la ley.
El 15 de diciembre vence el plazo para presentar las candidaturas formales a la presidencia de la OEA. Espinosa, a diferencia de de Zela, aún no formaliza la suya.
Ganará quien obtenga al menos 18 votos de un total de 34 miembros.
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