Las elecciones no estaban pautadas para que el pueblo venezolano pudiese ejercer su derecho libremente, quiere decir que el próximo 10 de enero no tendremos a un legítimo presidente”, aseveró el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor José Luis Azuaje, durante la apertura de la CXI Asamblea Ordinaria Plenaria de Obispos, este lunes 7 de enero.
Según reseña de Tal Cual, el prelado indicó que no es tradición que la directiva de la CEV asista a la juramentación presidencial y puntualizó que no habrá excepciones en esta oportunidad. Azuaje sostuvo que “la historia cuando sea el momento, a través de los actores que propiciaron unas elecciones tan dudosas en un marco de ventajismo, dará su veredicto.
Para Azuaje nadie en el país puede pensar que existe un futuro si continúa el mismo camino y con los mismos protagonistas.
Exhortó al Poder Legislativo, cuya directiva fue electa el 5 de enero, a activar los cambios democráticos y ratificó el llamado a que el Ejecutivo reconozca las competencias del Parlamento.
“Trabajen para que se recomponga el orden democrático desde el ámbito constitucional y estén cerca del pueblo que les ha elegido, ejerzan lo que llamamos en la Iglesia el ministerio de la escucha y toquen las heridas y el sufrimiento de las personas en sus comunidades”, pidió Azuaje al Legislativo.
El apóstol Pablo escribió: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores, porque no hay autoridad a no ser por Dios”. ¿Quiénes son las “autoridades superiores”? Las palabras de Pablo en los versículos siguientes indican que son autoridades gubernamentales humanas. (Romanos 13:1-7; Tito 3:1.) Jehová no dio origen a las autoridades gubernamentales del hombre, pero permite que existan. Por eso Pablo pudo escribir: “Las autoridades que existen están colocadas por Dios en sus posiciones relativas”. Por consiguiente, cuando la ley del hombre entra en conflicto con la de Dios, los cristianos deben regirse por su conciencia educada por la Biblia. Tienen que “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. (Hechos 5:29.)