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RETOS DE LA FE | Promiscuidad, un acto que crece por la carencia de valores morales en la familia

RETOS DE LA FE | Promiscuidad, un acto que crece por la carencia de valores morales en la familia

Foto: @juliocolmenarez05

La sociedad actual pudiera estar alejada de la época cuando la pureza y la integridad eran consideradas fuertes virtudes. Quizás el auge del internet y de los medios de comunicación masivos, aunado a la pérdida de los valores morales en la sociedad y en la familia, estén normalizando algunos actos considerados impuros.

El Informador Venezuela, a propósito de la Semana Santa católica, quiso ondar en aquellas inquietudes que mortifican a los creyentes, basados en los preceptos de esta religión.

La promiscuidad, desde el punto de vista conductual, es cuando una persona cambia de pareja constantemente para conseguir placer sexual. Al respecto, el padre Pablo Fidel González, párroco de la iglesia Cristo Rey, dijo a El Informador Venezuela, “que se ha llegado a un extremo de que la conciencia recta no es lo que funciona hoy en día, porque lo malo pasa a ser algo relativo”.

Explica que lo que puede ser malo para una persona, no lo es para otra. “Como si existieran dos cosas malas; cuando nosotros tenemos en realidad unos mandamientos de la Ley de Dios, que son los 10 pilares que sostienen nuestra religión cristiana católica”.

Dijo que es “un error muy grande” creer que los 10 mandamientos solo son para cristianos católicos o evangélicos, ya que deben ser cumplidos por “toda la humanidad”.

Los niños serán mañana, lo que nosotros queramos hoy que sean

El expárroco de la Catedral de Barquisimeto, estado Lara, explica que “no” debería ser la Iglesia la que esté preocupada por la pérdida de los valores morales, sino “la sociedad entera”, porque entonces “¿dónde quedaría la misión de los papás al criar a sus hijos, de darles una orientación moral, espiritual, social y económica de todas las índoles?”, preguntó.

Reflexionó que “es la humanidad” la que debe estar preocupada por lo que está ocurriendo, “porque la iglesia somos nosotros, las personas. Y, en consecuencia, nos preocupamos bastante porque hay que ir rescatando todos estos valores morales en la familia, empezando por los niños”, y agregó: “¿qué serán los niños mañana? lo que nosotros queramos hoy que sean”.

Vemos lo que un grupo quiere que se vea

Existe mucho contenido en internet – principalmente en redes sociales – en el cual pareciera que personas con muchos seguidores alientan a través de fotos y videos, a realizar actos que causan la perdida de los valores. Al preguntarle al especialista en psicología, Luis Salazar, ¿si considera que esto se está normalizando en la sociedad?, respondió:

“Lamentablemente, cada día son más las personas que a través de las redes sociales reciben información dañina, la cual la toman como si fuese una información confiable, científica o correcta, por medio de la influencia que ejerce la persona que siguen”.

Aunado a esto, encontramos los términos “sugar daddy” y “sugar mommy”, constantemente utilizados en el internet, los cuales muchas veces son relacionados a los intereses propios a cambio del acto sexual.

Ante esto, la magister en Orientación y Sexología, Andrea Gil, comenta que “lamentablemente ha aumentado esa población, tanto de hombres como de mujeres que buscan personas mayores, que ya estén establecidas, que puedan cubrir sus gastos y mantenerlos en un estatus social o darles ciertos lujos y gustos”.

Explica que cuando se tiene como criterio principal el disfrute del acto sexual en beneficio de recibir algo a cambio que no sea el propio placer o no tenga una afinidad emocional, “eso tiene una connotación que puede estar ligada a la promiscuidad e incluso a una nueva forma o neoprostitución”.

Pero también aclara que esta situación no todo el tiempo estará relacionada con la promiscuidad, debido a que existe la posibilidad de que una persona tenga una relación con alguien mayor, estando “conectada emocionalmente y comprometida con la relación”.

En el mismo orden de ideas, el padre González reflexiona y comenta que los medios de comunicación, debido al avance de la ciencia y de la tecnología, “han hecho mucho bien, pero también mucho mal”.

“No vamos a decir que todo eso es completamente negativo, porque también hay cosas positivas, pero como hay unos intereses donde un grupo de hombres que maneja el mundo se beneficia con todo esto (…)  Entonces, ¿qué es lo que uno ve?, lo que ellos quieren que veamos”, dijo.

Manifiesta que la consecuencia de todo esto es el olvido de los valores, la materialización de las personas, la secularización, dejar a Dios a un lado y la pérdida de la conciencia de lo bueno y de lo malo.

“De tal manera que la conciencia ya no es recta, sino una conciencia laxa en muchas personas, de que nada es malo; o es una conciencia escrupulosa, que es el extremo, que todo es malo…, (y así) tampoco”, exclamó, a lo que prosiguió diciendo que hay que educar, “y por eso vuelvo con el tema de los niños, para que, en sus actuaciones, sus actos humanos se correspondan siempre a una conciencia recta”.

No cometerás actos impuros

El sexto mandamiento de la Ley de Dios, dice “no cometerás actos impuros”, considerándose como tales el adulterio, la infidelidad, la violación, el estupro y otros actos de lujuria que comprometan la integridad moral o física de las personas.

En junio de 2022, el papa Francisco, elaboró su visión sobre la castidad en el prólogo que escribió para el Itinerario Catecumenal para la Vida Matrimonial del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, donde alienta a las parejas a no tener sexo antes del matrimonio.

“A la Iglesia no le debe faltar nunca el valor de proponer la preciosa virtud de la castidad, por mucho que ahora esté en rotundo contraste con la mentalidad común. La castidad debe presentarse como una auténtica ‘aliada del amor’, no como su negación”, dijo el sumo pontífice.

Para el líder de la Iglesia católica, la castidad, en definitiva, enseña en cualquier estado de la vida a ser fiel a la verdad del propio amor, lo cual significará, para los novios: “vivir la castidad en continencia y, una vez casados, vivir la intimidad conyugal con rectitud moral”.

En relación al tema, el psicólogo Salazar, considera que como modelo de comportamiento, las religiones pueden influir en algunos actos, pero no revertirlos por completo.

“La promiscuidad es un comportamiento complejo que puede ser influenciado por múltiples factores como la educación, la cultura, la religión, la familia, la personalidad, entre otros. La Iglesia puede ofrecer valores y principios que promuevan la abstinencia y la fidelidad, pero no puede controlar las decisiones individuales de las personas”, dijo.

Tres motivos para caer en la promiscuidad

La psicóloga, Gil, argumenta que existen diferentes motivos que pueden llevar a una persona a caer en la promiscuidad, pero que los más constantes en consulta son:

  • Una crianza muy ortodoxa desde una privación de la sexualidad por criterios de valores religiosos.
  • Permanecer durante mucho tiempo en monogamia con una misma pareja sexual, en matrimonio o no. “Cuando esto se suma a que los encuentros sexuales no eran satisfactorios, y esta persona desde su nueva soltería descubre que la sexualidad puede resultar ser un abanico bastante amplio de placer, entonces también puede darse esa connotación”.
  • Un error de concepto de creer que mientras más parejas sexuales tenga una persona, menos opción hay de conectar emocionalmente. “Esto está muy lejos de la realidad porque indistintamente de ello, puedes conectar emocionalmente con una persona”.

Al consultarle si la promiscuidad se puede convertir en adicción, respondió que cuando el acto tiene que ver con el hecho de no confrontar o sanar una herida, “con el hecho de no evitar conectar emocionalmente, subsanar algún tipo de trauma o evitar que ese trauma se mantenga, se puede caer en la adicción al sexo”.

Dijo que la connotación de este caso es muy parecida a las diferentes adicciones en las que una persona cae por subsanar, llenar un vacío, solapar un dolor, ignorar una realidad y en consecuencia sanar. También aclara que se puede llegar a un control de esa conducta.  

Comentó que, los casos de promiscuidad son “bastantes recurrentes” en su consulta, y que en este momento no predomina un sexo en particular, ya que considera que el 50 % corresponde a mujeres y la otra mitad a hombres.

La promiscuidad sexual es un tema social que tiene implicaciones en la salud pública, la moralidad y las normas sociales. Para la iglesia católica este tipo de actos está enlazado a los valores, esos que son fundamentados en la familia.

Sin embargo, es importante recordar que las influencias fuera del hogar juegan un papel muy importante en la humanidad, por lo que los valores deben ser reforzados a través del trabajo individual.

Sharon Guédez

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