Por varias décadas Barquisimeto era reconocida en el país no solo por sus atractivos crepúsculos y sitios emblemáticos, también fue considerada en algún momento como la ciudad más limpia del país y en donde además la cortesía y las buenas costumbres eran características en cualquier proceder, igualmente detrás del volante, cuando el respeto a las ordenanzas y leyes de tránsito eran de sumo seguimiento y cumplimiento, pero la historia ha cambiado..
En los últimos años se viene notando que en buena medida a los conductores se les olvida que además del volante, el freno, acelerador y palanca de velocidades, existen otros controles que deben usar con mayor regularidad y que son determinantes a la hora de prevenir un accidente, este es el caso de las luces de cruce o las luces intermitentes, una de las imprudencias más notables dicho incluso por funcionarios de la Policía Municipal de Iribarren. ¿Será que se les olvida que existen?
Es notorio en el centro de la capital larense como los conductores también violan el derecho de otras personas, principalmente al pararse sobre el rayado peatonal, no respetar las luces del semáforo y en oportunidades estacionarse en lugares que no se encuentran dispuesto para este fin o sobre las aceras. También es muy notorio la falta del uso del cinturón de seguridad y en otros casos el exceso de velocidad en plenas calles del centro.
Sin embargo son varias las campañas que se vienen realizando para tratar en primera instancia de educar a los conductores de cualquier tipo de vehículo automotor, como también a los peatones y en este caso en varios puntos de la Avenida 20 se han dispuesto dos aulas viales, donde los conductores que son encontrados cometiendo alguna infracción son llevados para brindarles una charla educativa sobre las señales de tránsito, derecho y deberes del conductor.
La anarquía se apropió en buena medida de los conductores, como también de motorizados, peatones y otros, la ley del caos y la inconciencia impera y es urgente recobrar la sindéresis y el respeto deben estar en nuestro día a día, la amabilidad y la cortesía no deben desaparecer de la cotidianidad y hacer de Barquisimeto y de toda Venezuela un espació donde se pueda vivir en armonía y en concordancia con las leyes.
Fotos: Ángel Zambrano