Omar Estacio Z.- El referendo consultivo fue concluyente. Después de la toma de Miraflores y el consiguiente encarcelamiento del narcopelele -secuaces incluidos- los electores habíamos exigido que el Pueblo se pronunciase. La votación fue unánime: Los narcodesgobernantes de La Habana, no podían pasar lisos. Participar en el saqueo de Venezuela y proveerle “tecnología represora” a la pandilla entronizada por Chávez era motivo más que suficiente para ayudar a los hermanos cubanos a deponer a quienes tenían mas de 60 años tiranizándolos. Imperativo categórico. Casus belli. Obligación moral. Apenas, Venezuela reacomodase sus finanzas, había que cobrar agravios.
Seis días, apenas, habían pasado desde que Paramaconi Guacuto, desembarcó con su fuerza libertaria proveniente de La Guaira, en una de las ensenadas de Manzanillo, provincia de Granma -por cierto, ese nombre hay que quitarlo, por mabitoso- Cuba. Despues de enjugar con su pañuelo tricolor el copioso sudor de su rostro, Guacuto, respiró profundamente. Reflexionó. Como ratas. Pletóricas sus valijas de dólares tintos en sangre, Raúl Castro, Díaz-Canel y pandilla, acababan de huir a Moscú. Por supuesto, una cosa es tener arrestos de guapo frente a un Pueblo desarmado y otra, enfrentar a ese mismo Pueblo, enardecido, apertrechado como manda Dios, con el auxilio de la fuerza expedicionaria enviada desde Venezuela.
El parte de guerra que reposaba en el modesto escritorio de la tienda de campaña de Guacuto, era todo un poema: “Los señores Maduro y Diosdado -cada uno por separado, porque en el patio de la cárcel de Guantánamo, se habían tirado de las greñas como mujerzuelas, por algún botín, se ponían a las gratas órdenes de la fuerza expedicionaria. Para desprestigiar in memoriam al camarada Fidel y en vivo, a toda su familia, parentela, compinches, con todos sus etcéteras, ofrecen entregar los numeros y montos de las respectivas cuentas bancarias.
A cambio de cualquier cosa, el mencionado par, siempre ha sido y será capaz de lo que sea. Aire acondicionado para sus celdas, porque esta vez la cosa es pa’ largo.