Si algo nos enseña la ciencia de la historia es a conocer al hombre en el tiempo para no cometer los errores del pasado. Los hechos, personajes y fechas fundacionales de los pueblos no se pueden cambiar en el presente por su inutilidad. La historia es una disciplina social muy seria para abordarla de manera idealista cuando se le desliga unilateralmente de la cambiante realidad.
Irremediablemente estamos vinculados a España en lo histórico, lingüístico, cultural y religioso con el legado de un idioma común y una religión centrada en un solo Dios que nos identifica y une nuestra identidad de pueblo americano.
Como lo decía perspicazmente el Libertador Simón Bolívar, somos una mezcla de razas en que confluyen el aporte genético del negro africano, el blanco español y el indígena americano. Es la composición genética que late en nuestras fibras hoy.
Así pues, ocurre que la parroquia Juan de Villegas tiene un carácter estratégico por su numerosa población y ser el asiento de importantes infraestructuras como el aeropuerto, varias universidades y la zona industrial. Condiciones que la hacen factible para su conversión en un municipio con un significativo peso político, administrativo y electoral.
En ese sentido en la Cámara Municipal y la Alcaldía de Iribarren se ha planteado el cambio de su nombre por el de la líder indígena Ana Soto generando una airada polémica. Pero el tema aparte de las implicaciones sociopolíticas, ha evidenciado otra vez las visiones y posturas extremas de sectores radicales y conservadores al momento de abordar la historia y la cultura humana.
Los primeros que niegan los aportes de España a nuestro devenir motivados a consecuencia del dañino dogmatismo ideológico teñido del rancio estalinismo opuesto al progreso. Basta con constatar la condición de país subdesarrollado que es Cuba.
Se trata del odio enfermizo a lo que signifique cultural occidental y capitalismo que actualmente tiene su máxima expresión en la globalización del mundo. Un hecho que los paraliza pasto de los complejos del “buen revolucionario”. Es gente que en el pasado reciente intentó borrar de una calle de Caracas el nombre del honorable músico Billo Frometa alegando que le cantó a la Cuarta República. Los domina la obsesión político-ideológica de destruir todo vestigio histórico del pasado con el único interés político del peligroso control totalitario de la sociedad. Ese ideologismo, negador de la filosofía, que falsea la realidad del hombre y la sociedad que espanta hasta el Diablo mismo.
Un hecho que en nada contribuye al progreso. Lo demuestra la consulta hecha a los vecinos de dicha parroquia de que eso no soluciona sus problemas. Luce más sensata y realista la propuesta del MAS y COPEI de consultarle a sus pobladores si desean su cambio a municipio con lo cual ganarían algo.
Cuando los malos gobiernos sufren un crónico desgaste, por ausencia de una obra que exhibir, suelen recurrir a la política del pan y circo para la distracción de la ciudadanía. Acciones muy propias del populismo con las mentiras y promesas a la vista como si la gente tuviera tripas de alambre. Lo único que falta es que ofrezcan la construcción de un río para enfrentar el grave problema de la carencia de agua en esa zona.
Los segundos que minimizan la contribución indígena a nuestra historia como el de la luchadora social Ana Soto. Un personaje que existió y jugó un papel protagónico en la resistencia a los conquistadores españoles. Estos actúan inspirados en la filosofía del neopositivismo que pregona la superioridad biológica y racial de unos hombres sobre otros. Esto es lo que lleva al respetable historiador Guillermo Morón a expresarse despectivamente de Soto cuando ha dicho que desconoce quién es. Un hecho tan cuestionable como los dislates despreciativos del régimen.
Oportuno recordar que Germán Antonio Roldán, periodista radial y excronista de Bobare, la estudió y hasta publicó un pequeño libro sobre su persona. Una obra que debe conocerse para evitar incurrir en injusticias y barrabasadas. Este cronista la ubica en un espacio y tiempo concretos de la historia regional. Una semblanza en los parámetros de la historiografía sin pretensiones de literatura, pero que nos aproxima a su desconocida gesta de heroína. Precisemos que Roldán era un socialdemócrata con militancia en Acción Democrática insospechable de extravíos ideológicos. Ana Soto no cayó del cielo y formar parte de la microhistoria local.
Twitter @freddytorreal11