“A todos los males que se han abatido sobre el país con esta tal revolución socialista que dirige el presidente Nicolás Maduro, y por si todo eso fuese poco, resulta que ahora se ha implementado un nuevo paquetazo neoliberal con una insaciable voracidad fiscal, que se traduce en una diaria devaluación del bolívar”.
La anterior aseveración provino del licenciado Franklin Peña, secretario de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Seccional de Acción Democrática (AD-Gutiérrez) en el Estado Lara.
–Por supuesto –asevera Peña–, no es para nadie un secreto que ello, subsiguientemente, ha traído aparejado un descomunal incremento del nivel inflacionario que estamos viviendo en Venezuela prácticamente a poco de haberse instalado en el país esta “revolución bonita”.
–Y es una inflación que no se detiene ante nada, al extremo de que ha convertido al salario mínimo y a las pensiones prácticamente en unas limosnas que apenas alcanzan para comprar un kilogramo de queso y una bolsa de pan salado, si acaso.
–Obviamente, a consecuencia de ello, semana tras semana, centenares de familias venezolanas caen al nivel social de más pobreza, incluso hasta sin posibilidad de poder tener, ni de cerca, acceso a una canasta básica alimentaria digna.
–De paso, ello constituye sencillamente una atosigante violación de los derechos humanos fundamentales.
–Pero, mientras tanto, alrededor de esa inmensa población pobre de Venezuela, existe una gran y selecta camada de revolucionarios socialistas que duermen en medio de sus riquezas obtenidas de fuentes dudosas y a costa precisamente de los impuestos que le roban a los ciudadanos.
–Y pensar que la solución de esta aberrante situación está en manos del presidente Nicolás Maduro, a quien va el llamado para que tome cartas en el asunto. Ojalá que este clamor no caiga en el olvido, como muchos otros.
Reinaldo Gómez