Anderson Piña Pereira / Fotos: Daniel Sosa A tan sólo ocho días para la visita 163 de la Divina Pastora a la Catedral de Barquisimeto, ya el pueblo de Santa Rosa se encuentra totalmente intransitable. La Plaza Bolívar, ubicada frente al templo de la Excelsa Patrona de la feligresía católica larense, luce repleta de niños quienes corren de un lado al otro, mientras abuelos, padres y jóvenes respiran el aire de la fe que rodea a propios y extraños.
Entrar al templo y observar a la imponente advocación mariana, nos hace mirar a los lados para ver la reacción de sus fieles seguidores, quienes al solo verla se desploman en llanto, pero a su vez aprovechan, para agradecerle por los favores concedidos.
Ese es el caso de la señora Antonieta Chirinos, oriunda de Trujillo, pero barquisimetana y devota de la Divina Pastora desde niña. “Con el hecho de sólo verla tan cerca se me eriza la piel y luego las lágrimas me invaden, sensación que siento desde hace varias décadas y que a medida que pasan los años, más fuerte es mi fe por ella”, comentó.
Testimonios como esos se repiten una u otra vez, el fervor por la Divina Pastora trasciende fronteras nacionales e internacionales, mientras algunos las acompañan desde afuera, otros hacen lo posible por hacer sentir a sus familiares cerca de la Virgen.
Ese es el caso de Rosa Mireya González, quien es barquisimetana, pero que en esta oportunidad viene al pueblo de Santa Rosa sin su hijo José Luis González, quien ante la insostenible situación del país, abandonó su tierra en busca de nuevas oportunidades.
El fervor por la Santa Madre de Dios también lleva a los más jóvenes a acercarse y a pedir por sus familiares, seres queridos y a continuar las metas propuestas para sus vidas, como es el caso de Heleycar Santana y Carlos Luis Marcano, una joven pareja, quienes cuentan que le agradecen a la Divina Pastora con la carrera-caminata del 14-E para luego dar inicio a la procesión mariana, actividad que vienen realizando de forma ininterrumpida por cuatro años seguidos.