Fue un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra, como lo diría el poeta Antonio Machado; Aníbal Madriz, había nacido en la región de Barlovento, estado Miranda, e hizo de su vida un monumento a la amistad, la fraternidad, el buen decir, un comportamiento ciudadano de primer orden; fue honesto, responsable, amable, un excelente periodista que llegó al estado Lara a sembrar la semilla de la humildad, mediante la concordia, y el afecto entre el gremio periodístico.
Aníbal Madriz que egresó en la década de los noventa de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia (LUZ); antes se desempeñó como miembro del Teatro Negro de Barlovento, con cuyo elenco realizó una gira internacional por los países caribeños que auspició el CONAC en tiempos del primer gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez; fue un hombre de la cultura; amaba la poesía como la vida.
Discreto, respetuoso fue además, gremialista, pues, estuvo en la directiva de la seccional Lara del Colegio Nacional de Periodistas, cuando la secretaría general la ejercía la colega María Josefa Graterol. Graduado también en la especialidad de Turismo, Aníbal regentó una pequeña empresa de viajes junto a su esposa.
Madriz en el plano periodístico se destacó en el área de deportes, por tanto, fue de la redacción deportiva del diario El Impulso, luego de El Informador, tuvo una pasantía como empleado administrativo de la Universidad Nacional Territorial Andrés Eloy Blanco, y concluyó su carrera en el reporterismo en el diario de La Tarde, donde permaneció hasta su cierre.
El pasado sábado, Aníbal Madriz, se marchó en viaje infinito; lo evocamos ahora como un hombre abnegado, dedicado a una profesión que da muchas satisfacciones no así fortuna. Paz a sus restos.
Ramón Rivas Sáez (colaborador)/LA