Suma adeptos la elaboración de una, guía o manual, que adiestre a los interesados, en detectar, acopiar evidencias incriminatorias, denunciar y hasta colaborar en las capturas de narcochavomaduristas, no importa el sumidero en que se escondan en país extranjero.
El relanzamiento de tal idea o imperativo categórico a cargo de todo demócrata venezolano, ha tomado nuevos bríos, a raíz de dos episodios de las últimas semanas. Primer Episodio: La llamada “Prohibición Khashoggi” (27 de febrero 2021) novísima política de restricción de visas adoptada por el gobierno del señor Joseph Biden, contra los violadores de derechos humanos y sus parentelas extendidas, no importa la jurisdicción donde hayan cometido sus crímenes aberrantes. En cuanto al segundo acontecimiento propulsor de la susodicha idea o imperativo categórico, nos referimos a la sentencia del Tribunal Superior de Coblenza, Alemania (24 de febrero 2021) contra Eyad al Gharib, acusado de cooperador en torturas ejecutadas en Siria contra opositores al desgobierno de ese país. Anwar Raslan, paisano de Gharib, aguarda sentencia de los mismos tribunales alemanes, no como cooperador, sino como ejecutor de cuatro mil casos de tortura y 58 asesinatos. Un “angelito” tipo el generalote González López del SEBIN. Los pronósticos para tal especie de felones no son nada halagüeños.
Aunque en materia sancionatoria rige el principio según el cual, la pena no debe trascender la persona del penado, la “Prohibición Khashoggi” presume que todo familiar de bestias depravadas, como las comentadas, representa peligro contra la seguridad de EE.UU.
En cuanto al caso de los ciudadanos sirios arriba referidos, los tribunales alemanes no han hecho más que corroborar la posibilidad de castigar crímenes atroces, por cualquier juez del planeta, más allá del lugar donde se hayan perpetrado.
El cronista, en lugar de escracharlos, a gritos, por muy opulenta que sea la vida que se estén dando en el extranjero los felones narcochavomaduristas, siempre se han decantado por un escrache, menos social y más administrativo. O jurídico.
En EE.UU., al lado de la “Prohibición Khashoggi”, existe un corpus normativo y un aparato institucional que la complementan. Si en ese país se residencia un violador de DD.HH., o sus familiares cercanos o lejanos, usted o cualquier persona poseedora de la información, puede denunciarlos ante el U.S. Immigration and Customs Enforcement, ICE, Homeland Security Investigations, HSI, a través de la línea especial, 866-DHS-2-ICE (866-347-2423) o, también, delatarlos ante la Unidad contra Violadores de DD.HH. y Crímenes de Guerra, correo electrónico, [email protected].
En la anterior crónica, les habíamos informado a los amables lectores el sistema de delaciones premiadas, existente en EE.UU., para casos de delitos de naturaleza económica, no solo cometidos en ese país, sino cometidos en el extranjero (corrupción, legitimación de capitales, evasión fiscal, de delincuencia organizada). De cuando en cuando, iremos suministrando material adicional, para que cada cual denuncie, en EE.UU., Alemania o en otro confín del planeta, al narcochavomadurista de su predilección.
Mientras Venezuela, vuelve a ser país.