He escuchado a muchos decir: “mi mamá es la mejor del mundo” y a otros pocos alegar: “mi mamá no me comprende, es la peor”. Eso me ha hecho reflexionar sobre mi mamá y nuestra vida.
He llegado a la conclusión de que no me alcanzarían los días ni las palabras para agradecerle a esa maravillosa mujer el solo hecho de darme vida. Con amor, paciencia, dedicación, carácter y uno que otro regaño, ella me ha formado para disfrutar, enfrentar y valorar la vida.
Con sus lecciones, mi mamá me ha demostrado que cada sueño acompañado de determinación, fe, amor y sacrificio, puede cumplirse. También me ha alertado que no debo ceder ante las presiones sociales, como cuando se dicen o hacen cosas, una y otra vez y hasta obligando a otros a seguir el patrón, y luego las evidencias demuestran que estaban equivocados.
Varias de estas lecciones no las entendí sino hasta ahora cuando veo la persona que hoy soy y la que quiero llegar a ser. Entonces mi mente sólo puede pensar en agradecerte a ti, mamá, por ser una persona de fe, que no juzga sin conocer, que ayuda a quién lo necesite, demostrando una capacidad infinita de amar.
En las noches, cuando le cuento a Dios mi día, tu eres mi mayor agradecimiento. Eres lo mejor de esta vida a la que enseñaste a apropiarse de sus sueños, y en el camino, a ayudar a otros.
Por @douleydisr / FotoShooting: @iamdanisosa