Elecciones sin presidenciales, no son elecciones | Por: Omar Estacio Z. < El Informador Venezuela
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Elecciones sin presidenciales, no son elecciones | Por: Omar Estacio Z.

Elecciones sin presidenciales, no son elecciones | Por: Omar Estacio Z.

Elecciones sin presidenciales, no son elecciones | Por: Omar Estacio Z.

Vienen a la memoria las reflexiones del expresidente, Felipe González, sobre la tragedia venezolana. Me refiero a su ‘laudatio’ al Rey Felipe VI de España, en el evento para entregarle a Su Majestad, el premio de la Asociación Mundial de Juristas, el 19 de febrero de 2019.

De tan vigentes que están, esas declaraciones bien pudieron haberse producido, hoy por la mañana. Las traemos a colación, ahora, que avanzan las pretensas votaciones o megavotaciones para elegir autoridades de Venezuela, en noviembre próximo: “Creo que sería una bendición -expresó, el expresidente- que esas elecciones se pudieran hacer en noventa días (…) pero no hay Consejo Nacional Electoral, ni hay justicia capaz de ampararlas.”

Tampoco hay -agregamos nosotros- directorios regulares de los partidos de oposición pues desde 2019 a esta parte, el ilegítimo, Tribunal Supremo de Justicia -que fue nombrado entre gallos, medianoche y en fraude constitucional- se ha esmerado en secuestrarles a las militancias, el derecho a elegir sus autoridades, al llenar plazas, a su solo saber y querer, con tránsfugas. “Alacranes”, los ha bautizado la picaresca, por ser gente dispuesta a lo que sea. Clavarles los aguijones, hasta a sus propias agüelas, incluso. Habría que agregar aunque también, lo señaló don Felipe, que, con presos, exiliados, inhabilitados, perseguidos, con reprimidos políticos, en general, no  puede hablarse de elecciones, justas, democráticas, mucho menos, creíbles.

En cuanto al sistema de “justicia” que ampararía tales comicios: ¡Así será el nivel de lacayismo procesal que, la llamada RoboLución, demanda de sus jueces, que le resulta insuficiente el actual grado de sumisión del Poder Judicial! De allí que para el correspondiente ¡Orden en la trona roboLucionaria! hayan ungido como máximo “depurador”  de los estrados judiciales, a su llamado “Segundo de a Bordo”, un camarada, nacional e internacionalmente, reconocido por su prontuario policial, por cuya captura hípersalivan, los cazarrecompensas más duros del oficio.

Me parece verlo y oírlo, todo, en plenas funciones de higienización moral, a su modo: “El que no guise, no come”, “Y el que no viole DD. HH., ni guisa y menos, come”, se parafraseará, su propia germanía, con “el mazo dando” en sus supervisiones por los pasillos tribunalicios.

¿Votaciones, generales o nada más que regionales?

Elecciones, sin Presidenciales, no son  elecciones. Si los gobiernos de EE. UU., Canadá y la U.E., promueven algo diferente, muchas gracias por no apoyarnos como deben. De nada valen, un puñado de gobernaciones y alcaldías -en pleno proceso de desmantelamiento, además, con el espurio proyecto de ley de ciudades comunales- si se deja en la cúspide del Poder, a la internacional del crimen organizado enquistada en Venezuela y aquí llegamos, adonde teníamos que llegar, necesariamente: Normal negociar. En el ámbito de la política -lo señala, el señor González, en su `laudatio´-  como en el bajo mundo del hampa. Colocados en determinada situación, dialogamos con la banda de secuestradores de una agencia bancaria para que liberen a los rehenes a cambio de, botín en mano, facilitarles transporte para que se evadan al extranjero. Jamás, para permitirle al jefe de los malhechores, tan fresco, él, inmiscuirse en la futura gerencia del banco. 

O es que, usted, acaso ¿depositaría su plática en una institución financiera, cuyo presidente fuese, alias, ¨El Narcolás¨?

“Un bofetón a las víctimas de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Maduro y su pandilla”. Así cabe resumir la abstención, en el caso Venezuela, de la exfiscal de la Corte Penal Internacional cuyo colofón, se concretó el pasado martes. La Corte Penal Internacional, CPI, es un órgano cuyo objetivo es asegurar que los más graves crímenes, no queden impunes. No fue creada para deponer gobiernos. De hecho, tampoco ha depuesto ninguno. Aún más, su ya largo, tedioso, opaco desempeño, registra el ejemplo, de otro jefe de Estado que puede ilustrarnos al respecto. Después de decretada su captura por la CPI, Omar El- Bashir siguió, tan campante una década, casi, desgobernando en Sudán. Hasta que al final, abril de 2019, fue barrido por factores internos. Todavía, permanece en Karthoum, fuera del alcance de la CPI, preso (¿o semiprotegido?) por sus mismos compinches que lo derrocaron. Quienes esperen que una improbable orden de captura librada por la CPI contra Nicolás Maduro Moros y altos funcionarios de su desgobierno, producirá, ipso facto, su ansiado derrocamiento, deben desengañarse. Lo debilitaría más, lo desacreditaría más, lo aislaría más, pero tampoco hay que olvidar que al mandón felón, además de su falta de escrúpulos, lo apuntalan gobiernos tan gamberros como el suyo, Rusia, Irán, Turquía, la Cuba castrista -de mamporrera impenitente, la califica el jurista de fuste, Iván Arango Avendaño- China, menos gamberro, pero mucho más vigoroso, que los cuatro primeros. Pocos entes, en el ámbito multilateral, con tantos y tantos, escándalos, en cantidad y tonelaje, como la CPI y más específico, sus exfiscales jefes: Acosos sexuales y laborales; demandas judiciales, por tales causales; indicios vehementes de prevaricato por asociación con contratistas de obras públicas, v.gr., del gobierno libio; vinculaciones con el bufete panameño, legitimador de capitales, Mossak-Fonseca; centenares de miles de dólares de dinero negro, depositados en las cuentas de uno de los exfiscales y de su cónyuge, en la banca off-shore uruguaya (“¡Che, si la ´guita´ de la CPI, no me daba el cuero!” se habría excusado el muy sinvergüenza) Al final, la Fiscal, saliente el martes pasado, se abstuvo de tramitar el avance del caso Venezuela, de la etapa de examen preliminar a la fase de investigación. Las víctimas -incluidos sus familiares- de crímenes gravísimos perpetrados por Maduro y sus secuaces, se quedaron esperando que la señora hiciese buenos sus ofrecimientos, semanas atrás, de impartir justicia. La pretensa diatriba entre la fémina y factores de la narcotiranía, fue el pretexto. “Tongo” se denomina en el ambiente deportivo toda refriega ficticia, bufa, previamente negociada por las mafias, del balompié, del mundo de Fistiana, de la lucha libre, para engañar a los aficionados incautos. Los mencionados dimes y diretes, fueron vulgar “tongo”. La alta funcionaria, en compañía de su marido, ya había sido sorprendida traficando influencias ante banco de los Emiratos Árabes Unidos, para descongelar decenas de millones de dólares, de origen ilegítimo; descubierta, manos en la masa, en conciliábulos ex-parte, a escondidas y no tan escondidas con agentes del gobierno de Venezuela, lo que agrega elementos a la colusión que pudo haberse concretado el martes pasado y aquí llegamos adonde no quisiéramos haber llegado: A las denuncias de Walter Márquez, diputado emérito, venezolano, contra la dama (ver su libro: “Negligencia y Corrupción de la fiscal Fatou Bensouda: de la Corte Penal Internacional en el caso Venezuela” Pese a lo contundentes y muy bien documentados, los señalamientos de Márquez, fueron saltados a la torera, por las instancias disciplinarias de la CPI. Me honro en haber participado en esa gesta, de la que habría que concluir que la funcionaria saliente no actuó en solitario, sino con la ciencia y concupiscencia, de influyentes cómplices en la instancia judicial. Nos contábamos, entre quienes presagiamos el carpetazo en la CPI del martes pasado. La abstención de la dama era guerra avisada que pudo ser peor. Por algo la mala prensa que se ha labrado tal instancia judicial, utiliza el remoquete de “Mafia de las Togas”, para referirse a los traficantes de influencias que merodean en su entorno. ¿Quiere decir lo anterior, que los venezolanos -las víctimas de los crímenes atroces de la narcotiranía, en particular- debemos resignarnos y cejar en nuestro empeño de demandar justicia ante la CPI? Escribía Ghandi: “Cuando veas una injusticia, repárala con tus propias manos. Si no puedes repararla, denúnciala. Y si tampoco puedes denunciarla, guárdala en lo más profundo de tu corazón”. Ciframos pocas esperanzas en el referido antro judicial. Quizás, tal vez, no es imposible que, su nuevo fiscal jefe le insufle nuevos ánimos de decencia. Le tomaría tiempo hacerlo. Aun así, los venezolanos de bien, no debemos ceder espacio alguno en la sed de Justicia, para nuestras víctimas. Y si se siguen corrompiendo, los seguiremos acusando. @omarestacio
   @omarestacio

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