Partió pionera del cine venezolano
El pasado miércoles 29 de mayo, falleció la cineasta venezolana Margot Benacerraf a los 97 años, informó en un comunicado la fundación audiovisual que lleva su nombre, quien había nacido en Caracas el 14 de agosto de 1926- Caracas, siendo la primera mujer venezolana directora de cine, guionista, escritora y promotora cultural de nuestro país.
Margot Benacerraf, realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Venezuela en 1947, época en la que se distinguió como colaboradora en varios periódicos y revistas literarios, llegando a conquistar el Premio Panamericano con un ensayo suyo en ese mismo año y escribió una pieza de teatro que recibió el Primer Premio de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela y luego el premio instituido por el Departamento de Drama de la Universidad de Columbia en Nueva York, donde obtuvo una beca de tres meses para estudiar en ese Departamento en 1949. Allí descubrió el cine, estimulándose su interés en el séptimo arte, por cuyo influjo encaminó sus pasos hasta Francia y entre 1949 y 1951 estudió en París en el Instituto de Altos Estudios Cinematográficos (IDHEC).
De retorno a nuestra nación, Margot Benacerraf, estructurará un nuevo proyecto, esta vez, un documental sombre el pintor Armando Reverón, artista plástico nacido en Caracas el 10 de mayo de 1889, quien había viajado a Europa muy joven para estudiar pintura, estableciéndose en España, donde será influenciado por los estilos de Goya y Zuloaga, lo que muestra a su regreso en 1913. Poco después Reverón abandona Caracas y se va a vivir a orillas de la costa caribe, específicamente en Macuto del litoral central, sitio en el cual construyó el propio Reverón una curiosa morada, que llamó “El Castillete”, luego denominado “El Castillete de Reverón”, donde en las postrimerías de los 20 Edgar Anzola, ya lo había filmado allí mismo en una producción cinematográfica silente. Armando Reverón, murió en un sanatorio para enfermos mentales, según Ricardo Tirado (1987), el 18 de septiembre de 1954.
De tal manera, que esta mujer excepcional, captó la expresión de los últimos días del pintor de Macuto, del prestidigitador de la luz en un finísimo impresionismo, quien aprovechó al máximo esa fuerte luz caribeña de la costa, exaltando el ambiente donde vivía y trabajaba, llegando a extraer del paisaje tropical toda su sustancia y luminosidad y especialmente captando, una serie de autorretratos, que representan sus últimas horas.
El documental “Reverón”, fue totalmente idea y realización de Margot Benacerraf, quien a decir de ella misma, se reunió reiteradamente con el artista, llegando a conocer al detalle la estrecha y curvilínea carretera vieja Caracas – La Guaira, en unas jornadas prácticamente diarias. Al respecto señala Ricardo Tirado (1987) al hacer mención del comentario de la cineasta sobre este documental:
“…Al principio, él no comprendía por qué tenía que repetir acciones que ya había realizado (trabajaba su autorretrato después de tres años sin pintar), y me decía: “¿por qué tengo que volver a empezar, si esta mano le dice a la otra que ya terminé? A mí se me ocurrió mostrarle una escena a través de la cámara. En el momento en que miraba por el visor, dispuse algunos cambios que él observó. “Es como la pintura”, me dijo. Desde ese día se presentó mansamente al trabajo…”
Como directora de cine, resaltaron los premios y reconocimientos obtenidos por su película “Reverón” (1952), un documental de media hora de duración, que ganó varios galardones tanto en Venezuela como a nivel internacional y que además cosechó grandes éxitos en Europa. Tuvo una extraordinaria acogida en el Festival de Berlín en junio de l953 y también en el Festival de Edimburgo en agosto de ese mismo año.
Colaboraron con esta producción, Andy B. Nemez, Henry Nadal y Boris Doroslovacki, realizada en formato de 35 mm, procesada en los Laboratorios Caribe, editada con música folclórica venezolana y mezcla de Guy Benard, siendo protagonizada por el propio Armando Reverón, cuyas locaciones fueron las playas del litoral central y el Castillete donde habitaba y trabajaba la figura objeto del trabajo audiovisual.
El documental “Reverón”, se convirtió desde el momento mismo de su realización y más a partir del fallecimiento del artista, en una auténtica joya cinematográfica y en un inigualable testimonio de inconmensurable valor histórico sobre este personaje extraño y atrayente, de lúcida genialidad en su mente extraviada, por lo que se le consideró y aun se le considera, uno de los más importantes pintores venezolanos de todos los tiempos. De allí, que el Estado Venezolano, designó oficialmente el 10 de mayo, día de su natalicio, como el Día Nacional del Artista Plástico.
Luego del éxito alcanzado con el documental “Reverón”, Margot Benacerraf, emprende un nuevo proyecto hacia finales de los años 50, se trata de otro documental, que titulará “Araya”, una realización de 1958, dirigida por Benacerraf, quien de la misma forma hizo el guión, la adaptación y el montaje, bajo la producción de Caroní Films, con los comentarios de Pierre Saghers (Francia) y José Ignacio Cabrujas (Venezuela), con la fotografía de Guissepe Nisoli y la música mezcla de Guy Bernard con temas folklóricos venezolanos, para llegar a una duración de una hora treinta y cinco minutos, en formato 35 mm.
Margot Benacerraf, de acuerdo a Ricardo Tirado (1987), con su proeza cinematográfica de “Araya” se situó a la vanguardia de los realizadores latinoamericanos para 1959. De igual manera, señala el citado autor, que el hecho en sí de que Venezuela estuviese representada en Cannes con este documental, tiene una particular importancia, ya que no se debe obviar el estricto carácter severo y selectivo que ha caracterizado a este evento internacional de la cinematografía. Por otra parte, se debe tomar en cuenta la tenacidad de Benacerraf para vencer toda una serie de escollos hasta alcanzar el objetivo perseguido, demostrando que, pese a una condiciones de vida durísimas, los habitantes de las salinas de Araya en Venezuela no han perdió su fe en el futuro y en si mismos, pues allí la vida nace del cielo y el mar, donde la naturaleza crea y recrea en un movimiento incesante, en medio de un decorado materializado por un paisaje corroído por la erosión, tierras áridas, azotadas por el viento bajo una luz implacable y hasta brutal, según lo comenta el aludido Ricardo Tirado, en su obra: “Memoria y notas del cine venezolano, 1897-1959”.
Indudablemente, Margot Benacerrad, logró con “Araya” una pieza de extraña belleza exótica, en un dramático vanguardismo, cuya narrativa pincela al mismo tiempo esperanza y fe, como hemos comentado. Dada la increíble factura de “Araya”, este fue galardonada con el Premio de la Comisión Superior Técnica y el Premio de la Crítica Internacional (FIPRESCI) en el XII Festival de Cannes de 1959 (compartido ex aequo con Hiroshima, mon amour de Alain Resnais). A partir de ese momento, “Araya” fue Invitada de Honor con Menciones Especiales en los Festivales Internacionales de Locarno, Moscú y Venecia.
En 1990,” Araya” fue escogida como una de las 5 mejores películas en la historia del cine latinoamericano dentro de la Retrospectiva Latin American Visions (A Half Century of Latinoamerican Cinema 1930-1988), del Neighbordhood Film/Video Project of Philadelphia. En 1994, el Festival Internacional de Pesaro seleccionó a “Araya” como la única película latinoamericana dentro de su programación retrospectiva para celebrar los 100 años del cine.
Estas conquistas, situaron a Margot Benacerrad, como una pionera de los cultura académica cinematográfica en Venezuela, es decir, en la profesionalización de lo concerniente al séptimo arte, pues si bien es cierto, que existieron experiencias anteriores como las del cine silente lideradas por el barquisimetano Amabilis Cordero y las del realizador de experiencias sonoras como Rafael Rivero, cuyo piloto será protagonizado por la recién llega Billo’s Happy Boys, de Luis María Frómeta, el maestro Billo Frómeta, quien dirige la orquesta y actúa ejecutando el saxofón al mismo tiempo, mientras el Negrito Chapuseaux, interpreta “Taboga” y pese también que Bolívar Films había iniciado sus actividades desde fines de 1939, de la mano del gran visionario Luis Guillermo Villegas Blanco, quien laboró junto a Samuel Dembo, no existía una conciencia orientada a la formación tanto de actores, como de técnicos, guionista, libretistas, adaptadores, luministas, escenógrafos, sonidistas y editores especialmente para el campo cinematográfico.
Con tan descollantes antecedentes y dada su apasionante preocupación por esta materia, Margot Benacerrad, se convierte en la fundadora de la Cinemateca Nacional de Venezuela en 1966, institución que llegó a ser fundamental en la vida cultural del país, además de desempeñar un papel decisivo en la formación de los cineastas venezolanos, que fue sin duda alguna su meta, al igual que la producción audiovisual nacional.
En febrero de 1987 el Ateneo de Caracas inauguró, en su sede de Los Caobos, una sala de cine de Arte y Ensayo con su nombre que se convirtió en la década de los 90 en un espacio para la proyección de lo mejor del cine contemporáneo.
En 1991, Margot Benacerraf creó Fundavisual Latina, para formar parte de un proyecto integral del escritor Gabriel García Márquez que no se llegó a concretar. Pero la Fundación creció y se desarrolló de manera autónoma, llevando adelante una labor destacada en el campo de la promoción del arte audiovisual latinoamericano. Entre las múltiples actividades realizadas en Caracas durante su presidencia en Fundavisual Latina destacan: el Primer, Segundo y Tercer Festival Latinoamericano y del Caribe de Cortometrajes y Videos; el Festival del Cine Venezolano; la Muestra de Cine Documental Latinoamericano; el Encuentro de Cineastas Latinoamericanos; el Concurso Nacional de Guiones de Largometraje, así como foros, charlas, talleres y cursos de formación. De especial importancia fue el Primer Encuentro de la Telenovela Latinoamericana que contó con la presencia de relevantes figuras del cine y la televisión de Brasil, Colombia y México.
Margot Benacerrad, recibió varias condecoraciones, entre ellas, la Orden del Mérito de la República del Gobierno de Italia en 1972, la Orden Andrés Bello del Gobierno de la República de Venezuela en 1974 y 1975, el Premio Nacional de Cine (1995), la Medalla de Honor al Mérito Simón Bolívar (1995), la Orden Bernardo O’Higgins en el Grado de Comendador otorgada por el gobierno de Chile (1996), la Orden Nacional del Mérito conferida por el Gobierno Francés en dos ocasiones (1998 y 2019), la Orden Universidad Central de Venezuela en su Única Clase (2013), la Orden Francisco de Miranda Primera Clase Grado Generalísimo otorgada por el Ministerio de la Cultura de Venezuela en 2018, el Premio de Honor de la Academia otorgado por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela en 2018 y la Medalla Páez de las Artes, una condecoración del Fondo Venezolano Americano para las Artes (VAEA) en 2019, entre otras.
En 1993, la cineasta creó la Fundación Audiovisual Margot Benacerraf, dedicada a la difusión del conocimiento y de la cultura audiovisual, así como a promover lo mejor del cine mundial. En el 2008, la Cinemateca Nacional de Venezuela publicó un trabajo sobre la trayectoria de Margot Benacerraf, editado en los Cuadernos Cineastas Venezolanos, correspondiendo el N°9 a Margot Benacerraf.
Entre las actividades desarrolladas por la Fundación Audiovisual Margot Benacerraf, destaca la inauguración, a partir de 2012, de dos espacios para la consulta e investigación; se trata de las Videotecas Margot Benacerraf ubicadas en la Escuela de Artes y en la Biblioteca Central de la Universidad Central de Venezuela, donde estudiantes, profesores e investigadores pueden acceder gratuitamente con fines académicos a lo mejor de la cinematografía. En mayo de 2016, el Centro Nacional de Cinematografía (CNAC) le rindió especial homenaje por su trayectoria e inquebrantable fe y pasión por el Séptimo Arte al instalar en su sede la Sala de Referencia y Consulta “Margot Benacerraf”.
Como muestra de la importancia de su trabajo, tanto “Reverón” como “Araya” están incluidas en el Dictionnaire Du Cinéma, escrito por el historiador de cine Jean Mitry, siendo además Margot Benacerraf, la única cineasta de Venezuela que figura en el famoso Dictionnaire des Cineastes de Georges Sadoul y “Araya” el único largometraje venezolano presente en el Dictionnaire des Films del mismo autor. En 2018, Jonathan Reverón le rindió homenaje, realizando un documental sobre Margot Benacerraf, titulado «Madame Cinema». En 2019, el Fondo Venezolano Americano para las Artes le otorgó, en Estados Unidos, la Medalla Páez de las Artes por su trayectoria.
Margot Benacerraf, había visto la luz primera en Caracas, el 14 de agosto de 1926 y tras una vida dedicada a la promoción cultural a través de la cinematografía y el complejo universo que la compone, falleció en su ciudad natal el 29 de mayo de 2024, a los 97 años de edad, dejando un legado insoslayable de aportes sustanciales al desarrollo cultural venezolano en este sentido.
Barquisimeto, domingo 9 de junio de 2024
Fuentes Consultadas:
El Museo Musical (2013) Billo´S Happy Boys – 1937 [Información en Línea] Disponible en: https://venezuelaensonidos.wordpress.com/2013/07/21/billos-happy-boys-1937/
Tirado, R. (1987) Memoria y Notas del Cine Venezolano, 1897-1959. Publicación de la Fundación Newmann. Editorial Arte. Caracas. Venezuela.
Wikimedia (2024) Margot Benacerraf. [Información en Línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Margot_Benacerraf.
Wikimedia (2024) Bolívar Films [Información en Línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Bol%C3%ADvar_Films