La salida de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán y el avance de los talibán en el norte del país, amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para Rusia.
Esto ante un posible éxodo de refugiados hacia las exrepúblicas soviéticas y la infiltración de terroristas en su zona de influencia en Asia Central.
«Los intereses y objetivos de Moscú en Afganistán se reducen a prevenir una guerra civil feroz y prolongada», dijo Iván Safranchuk, analista del Centro de Estudios de Asia Central y Afganistán y experto del club de debate Valdái.
«Porque esto supondría también problemas para los vecinos de Afganistán, y algunos son aliados de Rusia en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)», la alianza postsoviética liderada por Moscú, señaló.
Según Rusia, los talibanes controlan cerca de dos tercios de la frontera afgano-tayika tras su avance en los últimos días en el norte de Afganistán, donde Moscú ha denunciado además una concentración de combatientes del Estado Islámico (EI).
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