Tertulias de Café/ Maximiliano Pérez < El Informador Venezuela
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Tertulias de Café/ Maximiliano Pérez

¡La Patria clama por su libertad !

Cuando se lleva a Venezuela en los genes no es muy difícil ser probo, simplemente, es cumplir con el Mandamiento Sagrado de amar al prójimo como a uno mismo. El 5 de julio es un día para reflexionar y tomar decisiones desde las enseñanzas de nuestros ancestros, Padres Libertadores de la Tierra de Gracia comparada con el Edén. Ellos, los que dieron sus vidas por nuestra libertad, trazaron el camino que nos indica que si nos salimos de la senda trazada debemos prepararnos para las tormentosas situaciones creadas por facinerosos que, como en la fábula que nos contaban de niños, no son más que lobos carroñeros y depredadores… ¡DISFRAZADOS DE OVEJAS!

El mismísimo Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar, Palacios, Ponte y Blanco, en vida aseveró que su nombre estaba siendo utilizado para crear el mal.

El día de la instalación del Congreso de Angostura, Bolívar reconoció que Venezuela debía tener un sistema centralista basado en un Poder Público distribuido en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sugiriendo de esta manera que se agregara una cuarta instancia denominada Poder Moral, destinada enseñar a los políticos a ser ilustrados.

Otro aspecto al que dedicó importancia fundamental en el proceso de consolidación de las repúblicas latinoamericanas, fue a la educación. En este sentido, para él educar era tan importante como libertar. De lo que se desprende su memorable sentencia:

“Moral y luces son los polos de una República,

moral y luces son nuestras primeras necesidades”.

La Venezuela decente conmemora con orgullo esta fecha, el 5 de julio, recordando la importancia de los valores y el sueño de Bolívar, manteniendo intactos, a través de los años, los ideales de la patria…

Extracto del Discurso de Angostura:

“La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.

Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia.

Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores.

El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.

Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas.”

El peligro ha cesado cuando las esperanzas empiezan…”

Carta del Libertador para el general en jefe José Antonio Páez

Fechada en la magdalena el 6 de marzo de 1826.

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