Los cañoneros Dick Allen y Dave Parker fueron elegidos este domingo 8 de diciembre al Salón de la Fama del Béisbol mediante la votación del Comité de la Era Clásica del Beisbol.
El anuncio se realizó durante las reuniones invernales que tienen lugar en Dallas, Texas.
Ambos jugadores formaron parte de una boleta de ocho candidatos que se centró en jugadores que contribuyeron al béisbol antes de 1980, incluidos estrellas de las Ligas Negras y de la era previa a éstas.
Los otros candidatos en la boleta fueron Ken Boyer, John Donaldson, Steve Garvey, Vic Harris, Tommy John y el cubano Luis Tiant.
Allen y Parker serán parte del grupo de exaltados del 2025, junto con cualquier posible elegido en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA), cuyos resultados se anunciarán el 21 de enero en vivo por MLB Network.
La ceremonia de inducción –o exaltación– se llevará a cabo el 27 de julio en Cooperstown, Nueva York.
Los aportes de cada uno
Allen jugó durante 15 años en las Grandes Ligas (1963-77), principalmente con los Filis y con los Medias Blancas.
Fue seleccionado a siete Juegos de Estrellas y ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1972. Su OPS+ de FanGraphs (156) es el más alto en la historia de los Filis, por delante del miembro del Salón de la Fama, Mike Schmidt, e iguala a Willie Mays y a Frank Thomas, y está empatado en el puesto 14 entre jugadores con al menos 7.000 apariciones al plato.
Por su parte, apodado “La Cobra”, Dave Parker fue una fuerza intimidante con un bate de 37 onzas durante las décadas de 1970 y 1980, jugando para seis equipos de Grandes Ligas, incluidos los Piratas, Rojos y Atléticos. Además de ganar dos títulos de bateo, un premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, tres Guantes de Oro y tres Bates de Plata en la Liga Nacional, Parker jugó 19 años en las Grandes Ligas, con un promedio de bateo de .290, 339 jonrones y 1.493 carreras impulsadas.
Fue reconocido como el Bateador Designado del Año en 1989 y en 1990.
Parker en Venezuela
Valga destacar que Parker jugó para los Navegantes del Magallanes en tres temporadas, y en la de 1976-77, se coronó como campeón bate con el astronómico promedio de 414, por cierto, uno de los tres líderes de bateo que en Venezuela han conectado por encima de los 400 puntos de average.
Es más: Muchos entendidos en la materia lo consideran el jugar importado más completo que ha jugado en la Liga profesional venezolana, pues, además, era un tremendo jardinero, con un brazo excelente y una rapidez asombrosa para su alta estatura.
Uno de los mayores símbolos
Parker es uno de los mayores símbolos los Navegantes del Magallanes, y quizás es el pelotero más recordado a la hora de evocar grandes momentos en la historia de la divisa.
David Gene Parker, “Dave” para los amigos y apodado «La Cobra», ha sido uno de los grandes héroes del Magallanes, y sus hazañas, como la de los guerreros de Troya, serán contadas por generaciones, incluso por aquéllos que no tuvieron la dicha de verlo jugar.
Dave Parker dejó enorme huella a su paso por Venezuela.
Jugó en tres temporadas con el Magallanes (1974-75, 1976-77 y 1982-83).
En la primera de ellas, bateó para .329, siendo líder de la Liga en jonrones (8), carreras impulsadas (50) y en el departamento de bases alcanzadas con 120 en 55 juegos; bateó 74 hits, de los cuales 24 fueron extrabases, dobles (10), triples (6).
Convertido en la bujía del club, Parker se metió en el bolsillo a la afición, que no dejaba de admirar la forma de desenvolverse en el terreno de juego del gigantón pelotero negro, que igual ganaba un partido con un jonrón, o corriendo las bases, o con un espectacular tiro desde los jardines.
Mucho más allá…
El aporte de Parker, estuvo mucho más allá de esos números sobresalientes, porque se convirtió en el alma del equipo, el jugador espectacular cuyo carisma elevó a la nación magallanera y le brindó momentos de gran alegría.
Su leyenda, sin embargo, a pesar de lo hecho, no hacía sino comenzar, ya que apenas logró dar cuatro (4) hits en 24 turnos con un (1) cuadrangular y seis (6) fletadas en la serie final que perdió Magallanes frente a Aragua en enero de 1975.
Su grandiosidad como pelotero se mostraría en todo su apogeo en la temporada 1976-1977, cuando pudo regresar a nuestro béisbol, y sencillamente explotó
Para reivindicarse
Dave Parker aceptó venir con los Navegantes para el certamen 1976-77, para reivindicarse con la fanaticada turca.
Y de qué manera finiquitó con el país magallanero ese compromiso el jardinero de casi dos metros de altura y de más de cien kilogramos de peso, que entonces contaba con 25 años de edad.
La segunda vez que defendió los colores del conjunto turco, no sólo bateó sobre .400 (.414) y finalizó la etapa regular como campeón bate con average récord para ese momento de .414.
Los números de Parker en ese año alcanzaron la estratosfera: Participó en tan sólo 38 partidos, pero conectó 65 incogibles, de los que 18 fueron extrabases, y empujó 34 carreras.
Un verdadero líder
Pero, más allá de sus números, fue el verdadero capitán que hacía del Magallanes un equipo distinto con sólo estar su nombre en la alineación; el líder que con su forma aguerrida de jugar a la pelota impulsaba a sus compañeros a buscar el triunfo; el ídolo que se ganó la admiración de todos los aficionados, magallaneros o no. Quizás pocas veces un pelotero ha ejercido tanto peso dentro de una divisa como Parker lo hiciera en el Magallanes de la 76-77.
Una muestra de que no era así ocurrió el 29 de diciembre de 1976. “La Cobra”, como se le conocería luego en el mundo de la gran carpa, acababa de volver de los Estados Unidos, adonde había ido a pasar la Navidad con sus familiares.
Regreso espectacular
A su regreso, el equipo se encontraba en medio de una peligrosa cadena de ocho (8) reveses, pero un jonrón con las bases llenas, más un total de seis (6) carreras remolcadas y cuatro imparables del gigante frente al Caracas, acabaron la mala racha y pusieron el barco a navegar en dirección correcta.
Fue muy oportuno en el remolque (siete carreras en cinco juegos) en la semifinal contra las Águilas, y luego «masacró» a los monticulistas de los Tiburones en la final, al promediar .417 (de 28-10) con cuatro dobles, dos jonrones, ocho anotadas y ocho remolcadas en seis (6) juegos, para encabezar el ataque de la nave valenciana en la procura que los llevó a la conquista de su quinto campeonato en la historia de la pelota profesional venezolana, y llevarse el reconocimiento como Jugador Más Valioso de la serie final.
Dave Parker se reportaría nuevamente con el Magallanes en el campeonato de 1982-83, temporada en la cual la nave turca fue eliminada desde temprano. En apenas doce juegos, bateó sólo para .224, producto de su adicción a la cocaína y problemas con ambas rodillas, causados por su tendencia a ganar peso.
Pese a todo…
No obstante, siempre será recordado como uno de los mejores importados que han venido al país, y sin duda como uno de los más grandes artilleros que han pisado nuestros terrenos.
Incluso, hasta pudiera decirse –cuestión de apreciación– que ni al Magallanes ni a Venezuela, ha venido hasta ahora un importado de su rango y rendimiento.
Parker ha sido uno de los peloteros extranjeros que ha causado mayor impacto en la historia de la Liga por su extraordinario rendimiento.
En 105 juegos de ronda eliminatoria, dejó promedio vitalicio de .351 (de 427-150) con 11 jonrones, 88 carreras impulsadas y 12 robos de base, y en 24 partidos de postemporada, dejó promedio de .325 (de 98-32), con 12 dobletes, dos triples, cinco jonrones y 25 remolcadas.
Pertenece al Salón de la Fama del Magallanes desde 2012.
Un verdadero lujo
Ver a un pelotero del talento de Dave Parker fue un verdadero lujo para los aficionados venezolanos. Quizás a nuestra pelota han venido otros importados con tanta o hasta más clase que este atlético y a la vez fornido jardinero, pero pocos han generado un impacto como el suyo.
Parker era capaz de ganar un juego conectando la pelota hacia la banda contraria, pero “La Cobra”, como lo bautizaron, tenía también la fuerza para conseguir la victoria de su equipo halando un pitcheo y depositando la bola en las gradas del jardín derecho, a más de 400 pies.
Pese a ser un gigantón de 1.95 de estatura, podía marcar la diferencia con su velocidad y agresividad en las bases, con lo que deleitaba al máximo a los aficionados.
Todo ese talento se paseó por los parques venezolanos, uniformado de magallanero y rodeado por una aureola de ídolo de las que pocas veces ha disfrutado un jugador importado.
David Gene Parker, “La Cobra”, es miembro del Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes desde el año 2012, como le corresponde a un grande entre los más grandes.
Fuente: Líder en Deportes/Google
Gráfica: Referencial
RG