El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, aseguró que el orden constitucional ha sido restablecido y que el país ha evitado un «golpe de Estado» con la participación de «terroristas internacionales».
«Ha sido restablecido totalmente el orden en Kazajistán. Los peligros para la seguridad del país han sido repelidos», dijo Tokáyev en una videoconferencia con los líderes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alianza militar postoviética liderada por Rusia.
El mandatario, que agradeció a la OTSC el envío de un contingente militar de paz integrado por más de 2.000 hombres, denunció los disturbios de los últimos días fueron un «intento de golpe de Estado».
«Ahora ya es evidente que todas estas acciones de combate se coordinaban de un solo centro. Fueron la fase decisiva de una operación planeada con todo detalle», subrayó.
Añadió que así lo demuestran «los ataques simultáneos a los edificios de los gobiernos regionales, a la policía, a infraestructuras estratégicas…».
«Para dispersar los recursos del Estado, los organizadores del ataque desplegaron un amplio frente. La agresión fue simultánea en 11 regiones», dijo Tokáyev.
El objetivo principal del ataque, añadió, fue Almaty, la mayor ciudad y principal centro financiero del país.
«La caída de esta ciudad habría abierto la vía para apoderarse de todo el sur, densamente poblado, y luego de todo el país. Los terroristas contaban con distraer a la fuerzas de seguridad para después atacar la capital de Kazajistán», dijo.
El presidente kazajo señaló que los organizadores de la «guerra terrorista» contra el Estado prepararon varias olas de agresión.
El detonante de la crisis fue la subida del precio del gas licuado, que provocó manifestaciones pacíficas en varias ciudades del país que luego degeneraron en violentos disturbios.