Los apagones y los cortes eléctricos no pasaron desapercibidos para el hampa. Así lo perciben en comunidades visitadas por EL INFORMADOR. Sin embargo, las autoridades aseguran que sus despliegues la mantuvieron a raya, antes y después del 7M 2019.
Desde aquella fecha no solo cambió la mirada hacia la inseguridad ciudadana, también hábitos de vida tan comunes como las horas de salida y regreso a casa, y hasta la forma de recrearse.
A un año del apagón, regresar a los hogares antes de que caiga la oscuridad, es imperioso. A las 5:00 PM ya las calles lucen solitarias, y la algarabía de otrora en las tumultuosas avenidas barquisimetanas, se reubicó en las aceras frente a las casas. Los vecinos volvieron a verse las caras. Una “salidita”, dejó de ser una opción.
Así ocurre en el sector Yacural, donde no solo evitan salir de noche, sino que esperan ‘a que se vaya la luz’ y en cualquier esquina se reúnen en grupo para conversar, ‘ponerse al día’ y protegerse en caso de algún peligro.
“Nos la quitan en el día o en la noche, esto es un desastre. A veces quiero descansar, pero el otro día, en un descuido, nos robaron cosas de la casa. También me da miedo dejar a mi mamá sola en la oscuridad”, contó Nilda Pérez, habitante de ese sector al sureste de Barquisimeto, quien junto a otros vecinos dice sentirse “en la inseguridad total” cuando cae la noche.
No es para menos si se toman en cuenta casos como los ocurridos en el urbanismo Alí Primera, al norte Barquisimeto, donde según reportes policiales, en octubre de 2019 tres mujeres fueran abusadas sexualmente, en horas de la noche y en zonas oscuras afectada por los constantes ‘bajones’ de voltaje y apagones.
Habitantes de ese urbanismo pedían a EL INFORMADOR divulgar su petición a la Gobernación del estado Lara de disminuir los cortes eléctricos en la zona norte, o al menos, que no fueran en la noche. Aunque no hubo declaración ni anuncio oficial al respecto, el pedido se cumplió después, no hubo.
Por esos mismos días, la oscuridad también cobró una víctima en Ana Soto, sector en la vía hacia El Cercado, donde una adolescente de 16 años fue golpeada salvajemente por un sujeto que terminó en el hospital Antonio María Pineda tras ser ‘embestido’ por la comunidad que salió a buscarlo con linternas y “mechurrios” en mano para cobrar la agresión.
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LA OSCURIDAD: UN ARMA PELIGROSA
Fuentes policiales dignas de toda credibilidad, contaron a EL INFORMADOR que los antisociales se aprovechan de las tinieblas para delinquir.
En noviembre del 2019, durante un corte eléctrico en la comunidad Luz de Dios, en El Garabatal (oeste), un joven murió y otro resultó herido por un pistolero cuyo rostro jamás se vio debido a la oscuridad.
Tan solo días después un evento similar ocurrió en la carrera 11 entre calles 60 y 61 de la capital larense. En este caso, el acompañante de la víctima logró huir, pero titubeó al describir al agresor. En la oscuridad, no pudo verlo bien.
LOS PLANES DE PREVENCIÓN
De acuerdo a fuentes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), el organismo implementó el “Plan de Saturación de Área”, que consiste en asistir a las comunidades afectadas por los apagones, prioritariamente en lo referido a la seguridad ciudadana.
Las fuentes explican que los patrullajes y/o alcabalas se activan desde las 6:00 de la tarde en los puntos de control autorizados por la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI). Para la fecha, la PNB tiene 11 puntos en el municipio Iribarren, dos en Jiménez y dos en Crespo.
Los grupos conocidos como Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), Brigada Territorial de Inteligencia (BTI), Brigada de Repuesta Inmediata (BRI) y la Dirección de Investigación Penal (DIP), también participan. Para el 2019 estaban desplegados en zonas como El Cardenalito, avenida Lara, Pavia, zona Norte y otros.
Entre los eventos más comunes durante los despliegues en apagones, destacan encontrar personas solicitadas por el Sistema de Investigación e Información Policial (Siipol), y de allí que “hemos logrado disminuir los índices delictivos en las zonas donde quitan la electricidad porque el delincuente ya no transita por ahí al saber que nosotros siempre estamos”.
A principios de febrero del presente año, el ministro para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, aclaró que el índice de criminalidad en todo el territorio nacional disminuyó en un 34,2%, durante 2019, prácticamente todo el año de la crisis eléctrica.
Detalló que los homicidios se redujeron en 43,7%, según el Observatorio Venezolano de la Seguridad (OVS), cuyas cifras difieren del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), que acusa 14 muertes violentas por día, durante 2019.
Los casos han sido reseñados, las cifras de los organismos han sido entregadas, pero la realidad y el cambio de vida impacta a todas las comunidades, donde las prevenciones son cada vez más visibles.
En El Trigal, municipio Palavecino, y durante los primeros meses de apagones y cortes eléctricos los vecinos se recreaban conversando, jugando partidas de dominó, cartas y otras actividades que involucraban hasta a los niños, pero todos al frente de las casas.
Hoy la situación ha cambiado. Siguen los cortes de energía, pero ya muchos prefieren quedarse en sus casas.
Consultados sobre el porqué, solo responden: “por adaptación”.
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Enmanuel De Sousa / Ivar Colmenares Trujillo